El accidente de la semana pasada frente al colegio Ángel Custodio García Ramírez, en la urbanización Nueve de Abril, además de la indignación, debe motivar a las autoridades para que dejen de ser solamente reactivas y no seguir permitiendo que la tragedia ronde permanentemente enlutando las familias. Pero más allá de la correcta opinión de Enrique Flores Pinedo, a través del Facebook, y publicado en este diario, no tenemos una política de prevención. En otras palabras: ni este gobierno local, ni los otros, tienen políticas públicas respecto al tema de la seguridad ciudadana… y de este tema ya venimos hablando más de una década.
Lo ocurrido con la niñita nos conmueve a todos: la tragedia de su familia es la nuestra. ¿El señor Grundel, así como sus regidores, se ha sentido impactado por el drama humano que nos ha tocado ver? ¿Habría ya motivado alguna acción para que estas cosas no vuelvan a ocurrir? Seguramente que no, porque vivimos épocas locas en donde el tema principal de los debates es la “competitividad”, pues, como dice Flores Pinedo, nuestra sociedad se ha deshumanizado ante el dolor ajeno y la muerte, que ronda en cada esquina como consecuencia de la velocidad sin control y sin límites de los potenciales criminales que en sus motocicletas y autos se desplazan por nuestras calles, y la callada complicidad de todos. Otra muestra más: el Jirón San Martín se ha convertido en una pista de alta velocidad en donde la muerte ronda de manera permanente…Y no sabemos qué están discutiendo los regidores… ¿De repente, la importancia de un campo ferial; o ese gran parque central que estamos reclamando en nombre de la ciudadanía?
Como dijo Enrique Flores Pinedo: no se trata de poner rompe muelles, como tampoco implementar la masiva semaforización de la ciudad, porque si es así, se estaría haciendo lo que hacen nuestros planificadores y gobernantes: solucionar los efectos, cuando lo que debemos corregir son las causas. Se necesita construir mejores ciudadanos y que, con sus autoridades, asuman compromisos por la vida y se involucren para tener una ciudad llena de hombres, mujeres y niños felices. Y si quienes gobiernan están perdidos en sus propios laberintos, solo tenemos que aceptar que estamos jodidos, hermanos.
Por todo lo que hace y no hace el señor Walter Grundel, como el hermano mayor del pueblo, pareciera estar en una situación de soledad y orfandad terribles. La inseguridad ciudadana, por ejemplo. Y no es que no haya hecho aún ninguna obra de impacto, y no necesariamente un Elefante Blanco. La suma del asfaltado de las calles es algo que agradecemos por cierto, porque no podemos ser mezquinos. Pero parece no tener una política integral y coherente, porque tampoco sus regidores han comprendido que las calles son para los ciudadanos y no solo para que por esas vías corran raudos los criminales que terminan asesinado a inocentes estudiantes.
En varios artículos publicados en este diario le he enviado iniciativas al señor Grundel, como en dos cartas personales. Tal vez él no tenga tiempo de leerlos, o cualquier iniciativa de terceros no los considere importantes, o algún desprevenido y medroso funcionario le desinforme y lo confunda; o, equivocadamente, se crea “la última chupada del mango”, como alguna vez calificaran a Martha Hildebrandt Pérez-Triveño. Pero quedan sus regidores…. Lo que está dejando de hacerse en la ciudad y para la ciudad quizá no sea culpa solo de don Walter Grundel Jiménez… Porque ya no queremos más tragedias, señor Alcalde.