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martes, febrero 11, 2025
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Sauce, su puente y algo más

Por Willian Gallegos Arévalo

La construcción del puente de Sauce abrirá nuevas perspectivas de desarrollo para el valle. Dependerá de cómo entendemos el desarrollo para ver si este será ventajoso para el país en su conjunto o devastador para el medioambiente y la sostenibilidad del territorio. Si no vinculamos el concepto del desarrollo sostenible a esta emblemática obra, en unos pocos años no tendremos ni laguna ni bosques y se parecerá a la carretera a Lamas como si la hubieran bombardeado. La destrucción acelerada del paisaje puede ser la consecuencia de todo esto, con lo que desaparecerá uno de nuestros bienes comunes o parte del bien común entendido en su filosofía. Finalmente: ¿todas las carreteras que se han construido han sido verdaderamente factores para el desarrollo de la gente? Las autoridades tienen la palabra, o deberían tenerla.

Casi siempre las construcciones de carreteras y puentes originan desplazamientos humanos cuando la gente deja sus predios para afincarse en las ciudades generando mayores costos en la ampliación de los servicios. Se hace caso omiso al concepto del desarrollo humano, entendido como la “expansión de las capacidades humanas”, pues, las inversiones que realiza el Estado son para que las personas directamente beneficiadas desarrollen todo su potencial y capacitad para nuevos emprendimiento, propios o asociados, en sus territorios. Pero esto no se logrará si la gente del lugar, para decirlo en cristiano, no ve a ese puente y la carretera a Sauce como una oportunidad para ser felices.

El rol histórico de Sauce, como productor de café, que data desde mediados del siglo XIX, y que se ha mantenido hasta los tiempos actuales, ha sido reemplazado por el turismo, que ha tenido un crecimiento formidable. Sauce es sinónimo de turismo. Que no sea sinónimo de turismo destructivo, pues entonces ya no es turismo y terminaremos matando la gallina de los huevos de oro. La introducción del cultivo de arroz ha tenido efectos en la destrucción de las microcuencas del valle. Han desparecido quebraditas y riachuelos que surten de agua a la laguna. Cuando fui director de la Agencia de Desarrollo Económico de San Martín hicimos un inventario de riachuelos y, comprobamos que muchísimas quebraditas de la cuenca han desparecido para siempre.

La construcción del puente y el asfaltado de la carretera es la oportunidad que tiene Sauce para que su gente se desarrolle integral y sosteniblemente. Si no se ponen en práctica políticas medioambientales, dentro de veinte años la laguna de Sauce solo será un bello recuerdo. El verdadero desarrollo debe verse desde el concepto de la libertad -repito- y la felicidad, este último concepto que me permito agregar. El alcalde José del Águila García tiene una tremenda responsabilidad y será parte o no de la historia.

Y valga la oportunidad para evaluar en qué sentido se practica el “turismo” en Sauce: alejado y distante de la gente, como hemos observado. Los que “promueven” el turismo se olvidan de lo más importante: de la gente. El pueblo es solo un escenario pasivo de todo el movimiento que se genera y Sauce es un polvorín y donde la gente solo mira. Y nuestro mensaje final es: ¡Salvemos la laguna de Sauce! (Comunicando Bosque y Cultura).

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