Mientras disfrutábamos de un agradable y tradicional caldo de gallina –de las legales- durante el almuerzo de ese día lunes 21 de marzo, en el solar de Luis Alberto Delgado Babilonia, fluyen los recuerdos a las preguntas que le hacemos y esta vez acompañados de Ricardo Ponce Isla. Los Wiwaneros comisionaron a Rodolfo Enrique Rojas Vargas, Galo Ponce Saavedra y al suscrito, para hacerle una visita a Lucho. A la par de la emocionante conversación nos llegaba la brisa del río Huallaga como si quisiera decirnos que debemos cuidarlo y que los alcaldes –mayormente unos reverendos inútiles- hagan algo por las fuentes de agua y que no vivan de reuniones y solo celebrar días ambientales. Y, también, como una exhalación, llega la voz de doña Adelina Falcón Ríos (Cuñumbuqui, 1948), su esposa, aguda y perspicaz y de un carácter que nos alegra y que matiza los diálogos.
Desde la gestión de Luis Delgado Babilonia (Pachiza, 21.12.1944) el distrito de Shapaja ha dado un salto tremendo en su desarrollo y crecimiento. Ahora, este pueblo tiene una dinámica turística tremenda que solo se le igualan Chazuta y Sauce y al que contribuyen el mismo río Huallaga y sus valles interiores que, si no tienen alcaldes inteligentes, el turismo va a colapsar dentro de unos años. Lucho Delgado le ha dado a Shapaja una dinámica, al realizar mejoras en el patrón urbanístico, sacando al pueblo de una especie de abulia y donde la anomia fue una especie de símbolo durante décadas. Shapaja es hoy un hermoso balneario, similar a esos pueblitos de la Costa Brava y la Costa Azul, en España y Francia, respectivamente, lugares adonde suelo viajar…imaginariamente. Lucho Delgado sería alcalde de Shapaja en dos periodos: 2007-2010 y 2015-2018.
Le conocí a Lucho Delgado Babilonia en mis épocas doradas del Banco Agrario del Perú. Aunque mis encuentros con él fueron fugaces y al paso, me llamó la atención su emprendimiento y su actitud tranquila, serena y todavía con abundante cabello. Esa mañana, mientras nos repiten la ración de ese riquísimo “calderón de gallardo” Lucho se explaya en contarnos sobre su familia: sus padres (Rafael Delgado Galán y Carmela Babilonia Alvarado), sus hijos (Carmen, Viviana, Sandra, Rafael y Carmela), y de sus hermanos (Nelcia, Tula, Rafael, Dora, Luis, Teresa y Jorge). Una familia con lazos en Tarapoto, ciudad con la que tiene una vinculación tremenda.
De sus maestros de la primaria recuerda a Bladimir Delgado, Jorge Meléndez, Tomás Bartra; de los de la secundaria, a Wilson Alvarado Bartra, Santos López Guarniz, David Sandoval Delgado, al “duro” Luis Copaja Pilco y de Kieffer Santander Pérez, quien le hizo pasar esos momentos que no se olvidan -algo ya “tradicional” en el Jiménez Pimentel- con la teoría del residuo, las ecuaciones simultáneas, los productos notables y los logaritmos.
Luis Delgado Babilonia es una Biblia. Y no hemos contado todo en esta semblanza y crónica de Shapaja: de sus personajes emblemáticos: los Salas, Quevedo, Tuanama, Rojas, Tananta, Pereyra, Zubiaur, Sánchez, Villacorta, Arévalo; de su fábrica de aceite, sus desmotadoras, sus aserraderos, su histórico puerto, etc. Quedamos en deuda con Luis Delgado Babilonia y con nuestros lectores. (Comunicando Bosque y Cultura).