El actual proceso electoral este preñado de inestabilidad, lo que preocupa es si esta se prolongue, como lamentable y constante compañía, en el siguiente quinquenio.
El fujimorismo según diversos sondeos, volverá a contar con una numerosa bancada, lo que no está definido es si conseguirá ganar en una segunda vuelta; sin embargo, planteándose la hipótesis que ganen las elecciones, tenemos que las últimas movilizaciones anti fujimoristas son la nube llena de truenos y ventarrones que pondrán el ritmo en un eventual gobierno de Keiko. La más grande podría ser el día que su padre sea indultado y Montesinos tratado con benevolencia de sobrina a tío bonachón. En fin, con el fujimorismo en palacio, la inestabilidad estará en las calles.
Mientras que, si el fujimorismo pierde, no es que no vaya a haber inestabilidad, esta se centrará en el parlamento, hasta el momento ningún sondeo indica que cualquiera de los presidenciables en carrera conseguirá una sólida bancada parlamentaria, y como sabemos, el parlamento, que es la continuidad de los partidos políticos está lejos de ser una institución, su cercanía es a un club, un ring, un mercado, cualquier cosa, menos parlamento. Eso da miedo, no el falsó chavismo que desesperadamente los acólitos de la derecha quieren atribuir como sello a la candidatura de Verónika Mendoza.
Como todo no debe ser quejido y preocupación, a merita ensayar salidas, una de ellas y la más importante, es saber elegir este 10 de abril y de ahí en la segunda vuelta, incluido a nuestros congresistas; también es importante que el país ingrese por la senda de la institucionalización, por ejemplo, no podemos seguir con un Consejo Nacional de la Magistratura que en la práctica nace de élites; lo mismo es urgente reformar el sistema electoral y ni que decir de la urgencia de la aprobación de una moderna ley de partidos políticos, que ponga fin a los membretes, cofradías, empresas, clubes de amigos y todos los adjetivos posibles en los que han devenido los denominados partidos políticos. Lo que se propone debe estar enmarcado en una sería reforma del estado.
Ojalá los peruanos tengamos la sabiduría suficiente para distinguir la paja del trigo, lo nuevo de lo viejo, el regreso al pasado de la conquista del futuro; tarea que implica un voto con la razón y el cerebro, no con el corazón ni el hígado, y eso pasa por estar informados, y estando los medios de información masiva en manos de conglomerados que prefieren la basura, constituye también, en este terreno, que el próximo mandatario/a haga respetar el peso del estado como propietario del espacio electromagnético, una ley que ponga reglas mínimas en el contenido de los medios es tarea inaplazable.
Está claro que el génesis del cambio depende de nosotros, después no nos quejemos.