“Cambie de canal pues”, es la respuesta simple de los conductores de programas televisivos nocivos. Si casi en todas las actividades humanas el país está mal, con la emisión de estos programas “dice” de entretenimiento, se completa el paquete de desorganización de la estructura del funcionamiento institucional.
Se supone, existen normas de emisiones televisivas, donde estará establecido el cumplimiento de requisitos mínimos, tomando en cuenta básicamente el público usuario, el costo, el financiamiento, la calidad de la estructura del programa y de los conductores, y fundamentalmente el mensaje que transmite.
Al parecer, solo se toma en cuenta el rating que tiene el programa, en base al cual las casas comerciales lo financian, pretendiendo aumentar sus ventas. ¿El resto de condiciones? El rating es la sintonía del programa, a mayor número de personas que ven el programa, mayor rating; por tanto, buen espacio para ofrecer los productos.
¿Quiénes ven estos programas? Generalmente niños. Ellos precisamente están en pleno proceso de formación intelectual; y es injusto que se los exponga programas con evidentes carencias de valores humanos: Besándose y mordiéndose los labios, lamiéndose el sobaco, actos impúdicos, gestos antagónicos a su sexo, mostrándose el trasero y los senos hasta el hastío, hablando groserías. Casi todas las escenas están relacionadas al sexo. ¿Qué tan bueno es el director, el conductor, el financista en el sexo? Si estos señores quieren expresar sus sapiencias reproductivas, que las prácticas las hagas en sus cuatro paredes entre personas adultas ¿Por qué tiene que mostrarse necesariamente estos actos reñidos contra la moral a nuestros niños? ¿Qué tienen con nuestros niños? La siembra de hoy de estos antivalores en nuestros niños, tendrá que madurar en un par de décadas, para cosechar luego una sociedad plagada de personas que solo piensa en materia, en sexo, con marcada limitación de masa gris, de intelectualidad ¿Quién está manipulando esta comparsa? Con toda seguridad, existen hombres malévolos visionarios que han planificado ejecutar estos programas nocivos, con la finalidad de adormecer y limitar el desarrollo intelectual de la niñez. Los propietarios de estas televisoras, los conductores y financistas de estos programas, solo son peones que cumplen su tarea. Algunos padres de familia, caen mansamente en esta red, como ingenuos pececillos que pican el anzuelo.
¿Por qué no se emiten programas culturales? ¿No son rentables? ¿No existen casas que los financian? Entonces no habrían canales como: “Animal Planet”, “History chanel”, “Discovery chanel, los Fox, de deportes. Aunque últimamente algunas de estas televisoras también están cayendo en la emisión de programas poco culturales, mostrando a humanoides con atuendos fantasmagóricos, con tatuajes raros hechos en partes ocultas, con aretes del tamaño de un huha hula, con barbas que barren el piso. Conductores que hablan más y muestran menos imágenes, al revés del requerimiento del televidente. En fin, al menos son programas culturales. Además, hay programas deportivos donde los conductores se comportan como vendedores de serpientes en el mercadillo, porque en vez de mostrar las imágenes de los juegos mientras hablan, las pantallas muestran sus rudos rostros masculinos. Entonces, existen programas culturales, educativos y deportivos, que muy bien podrían pegar en los televidentes. Para eso, una política nacional firme debe establecer parámetros básicos para la emisión de programas televisivos. Es más, ¿por qué los conductores de los programas nocivos tienen que cambiar sus modos de actuar como personas? Lo que faltaba, hace poco, en la región, el conductor de un programa televisivo supuestamente regional, también mostró estos gestos raros que no son graciosos ¿será por contagio? ¿Qué es lo que les pasa a éstos conductores de programas televisivos? Estos comportamientos raros ven nuestros niños, convirtiendo en nociva a la televisión nacional. Bien la marcha del público. Que se anulen estos programas. La niñez necesita en el cerebro cultura y más cultura y no basura.