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jueves, abril 17, 2025
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Trump: ¿El fin del estado de bienestar?

Por Willian Gallegos Arévalo

El tránsito de nuestra infancia a nuestra niñez se hizo bajo el paradigma de que los Estados Unidos de América eran el país más poderoso de la Tierra y que su influencia fue superior a los imperios de antaño. Nuestras percepciones se alimentaron con la lectura de sus famosas y populares revistas como Selecciones del Reader´s Digest y de LIFE en español, que nunca faltaban en el fundo “Progreso”, de Chazuta, de mi tío Víctor Hugo Arévalo Tenazoa, cuyos contenidos versaban sobre valores, experiencias de vida, en el primer caso, como los acontecimientos mundiales, consignadas en imágenes, en el segundo. Mi formación personal, así como el de muchos de mi generación, tiene su base en las lecturas de los temas que abordaban y que nos hacían comprender el mundo y su realidad. Esos aprendizajes moldearon, en primer lugar, mi carácter y mi espíritu ecuménico para amar el progreso, la innovación, el bien común y el bienestar de todos; y, en segundo lugar, para formar mi propio derrotero en aras de la verdad y de la justicia. Y no creo haberme equivocado.

Estados Unidos es un país que se ha construido con inmigrantes. Desde el siglo XIX fue la tierra de promisión y de las oportunidades. El economista inglés Jhon Maynar Keynes, propugnaría el llamado Estado de Bienestar; Franklin Delano Roosevelt lo implementaría con su famoso programa el “Nuevo Pacto” o New Deal. Los Estados Unidos de América sería reconocido como el país en donde el desarrollo del Estado guardaba armonía con las aspiraciones de la gente y de los que llegaban a esas tierras para labrarse un destino mejor. Pero no todo sería perfecto, indudablemente, como lo veremos en otro artículo.

Lo que digo no excluye que los Estados Unidos representan la fase más avanzada del imperialismo en muchos aspectos, y militar, principalmente. Y ahora llega Donald Trump, hijo de inmigrantes, que viene a trastocar lo que, a pesar de todo, se conocía como la “cultura americana”: universal en su cultura y en la difusión de sus creaciones, con los centros universitarios más prestigiosos del mundo, sus centros culturales célebres. Una nación que combina el desarrollo tecnológico con el desarrollo de las artes en todas sus expresiones. Entonces, Donald Trump ha venido para crear una nueva situación: el dominio del más fuerte. Pero ¿hasta dónde y cuándo esta forma de entender la realidad será tolerada? Bueno, pues: sus seguidores, especialmente de los países subdesarrollados están aplaudiendo a rabiar.

Tal vez el nuevo mandatario norteamericano no ha entendido -y nunca lo entienda–, que el mundo nos pertenece a todos. No a los más fuertes. Quiere apoderarse de Canadá, Groenlandia, el Canal de Panamá, la Franja de Gaza; por lo tanto, que no le sorprenda a nadie que irá por más, incluyendo a México, a quien EE.UU. despojó de la mitad de su territorio. ¿Y qué dirán sus acólitos cuando amenace apoderarse de la selva amazónica? ¿Seguirán aplaudiendo a rabiar? Pero, Estados Unidos de América es un gran país y debemos defenderlo de sus propios enemigos, que son muy fuertes, y se encuentran mayormente en los países subdesarrollados: ellos dizque dicen amarlo. (Comunicando Bosque y Cultura).

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