Marco Antonio Díaz, padre de una de las fallecidas llegó a la denominada Curva del Diablo, en el Serpentín de Pasamayo, la mañana del jueves. La noche anterior junto a otros familiares solicitó a la policía continuar con las labores de búsqueda pues el cuerpo de su hija Indira Díaz aún no había sido hallado.
Para la noche del miércoles, 50 cuerpos fueron retirados del abismo en Pasamayo y la PNP había dado por culminadas las labores de rescate. En medio de ello, el video de las cámaras de seguridad del terminal de Huaral mostraban a Indira subiendo al bus. La esperanza de los padres se abrazaba a esas imágenes.
Ya en la zona del accidente y parado al borde del abismo, Marco Antonio Díaz perdía la esperanza de hallar con vida a su hija. Ver de cerca la pendiente y el bus destrozado 150 metros al fondo, lo “quebraba” por dentro.
“Lo único que quería era irme con el cuerpo de mi hija”, dijo cuando la policía anunció que dos cuerpos habían sido vistos a la mitad del abismo. Luego se confirmaría que uno de ellos pertenecía a Indira.
“Ahora podré llorarla y enterrarla”, dijo mientras buscaba consuelo en los brazos de uno de los rescatistas. La familia no se cansó de agradecer la labor de los policías encargados de recuperar los restos de la mayor de su hija.
Indira Díaz estudiaba el quinto ciclo de la carrera de contabilidad. Ella viajó a Huacho junto a un grupo de amigos para celebrar la llegada del Año Nuevo. Uno de los sobrevivientes le confirmó que la joven se encontraba en el asiento número 29 del bus.