31.8 C
Tarapoto
domingo, junio 22, 2025
spot_img

La verdad nomás…

Los sobrinos de la ministra de Energía y Minas, Angela Grossheim, no viven en Cerro de Pasco ni en La Oroya. Deben andar en alguna casa bien de Lima, quizá jugando play station o acudiendo a algún taller de karate.

Por eso, ella afirma oronda, y sin perder esa sonrisa chueca que la distingue, que durante el 2017 el sector minero registró una inversión de US$ 4,921 millones, 15.7% más que el año anterior. Y lo ha dicho sin rubor ni pena. Ha sido franca, porque si algo hay que reconocerle a Grossheim es que no tiene poses como su amiga y ministra del Ambiente, Elsa Galarza.

Grossheim, abogada de profesión, siempre ha sido clara en su discurso prominero. Ella es una facilitadora para que la gran empresa desempaque sus camiones, sus campamentos y sus venenos. Pero, claro, con “carga controlada” y “sin afectar” el medio ambiente, según balbucean, con algo de torpeza y acento español, las agencias de comunicación rentadas para anestesiar la mentira.

Y como la titular del despacho no tiene familia en Pasco ni Junín, poco debe importarle que los niños de ambas poblaciones estén invadidos por metales pesados como el plomo. Como su familia está a buen recaudo, entonces Grossheim se anima a salir y contar que el Perú es un gran destino para la inversión minera y que esta es bienvenida con los brazos abiertos.

La ministra no recuerda. El pasado reciente no acusa recibo en ella y las manchas del petróleo chúcaro no salpican a sus finos vestidos ni malogran su costosa manicure. Por ejemplo, nada dice del reciente derrame de crudo del lote 192, ocurrido el 18 de febrero y que terminó afectando a mil personas en las comunidades Nuevo Nazareth y Nuevo Jerusalén, en Loreto.

Tampoco parece importarle que el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) haya impuesto 45 sanciones en primera y segunda instancia a empresas mineras de diversas regiones el año pasado. Entre las 25 mineras infraccionadas se encuentran Buenaventura, Ares, Las Bambas, Cerro Verde y Southern.

Pero, tan responsable como la minería formal, es el pandillaje sin careta. La minería ilegal, sólo en Madre de Dios, ha depredado bosques equivalentes a 41 mil canchas de fútbol y ha contaminado lagunas donde se necesitarían casi seis mil millones de soles para remediar el desastre. Y si hablamos de la gente que vive en el área de influencia de las minas, los pobladores presentan hasta ocho veces más mercurio que el permitido por la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, al Estado le sigue temblando la mano. La da parkinson cuando tiene que enfrentarse a una empresa transnacional para salvaguardar el honor nacional, pero es raudo y feroz cuando tiene que sacarse un problema de encima.

Pero ojo, la crisis no radica en la minería misma, sino en sus miserables métodos de extracción de recursos. Una praxis delincuencial que no es frenada ni castigada con la severidad que se requiere, pues muchos ministros del actual gabinete trabajaron o asesoraron antes a empresas mineras per se.

Hay un latifundismo encubierto que sigue marcando el derrotero del país. Siguen mandando los grandes barones y los profesionales-técnicos que un día juraron defender la tierra, el agua, los bosques, mares y ríos para procurar un cambio, hoy han alquilado su honor. La alegría del depósito suculento a fin de mes es un potente ansiolítico que acalla los rumores de la conciencia.

Esta presidencia ha fracasado nuevamente. Ha sucumbido ante el confort que otorga el dinero de los amigos exploradores y los mineros disfrazados de lobbystas. Entonces se explica porque hay Galarzas, Grossheims y Kucynskis en Palacio. Están ahí para que nada cambie, para que todo siga igual.

Artículos relacionados

Mantente conectado

34,685FansMe gusta
453SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

ÚLTIMOS ARTÍCULOS