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viernes, abril 26, 2024

Cuando la política va en deterioro

El desprestigio de la política en el país ha llegado a su máxima expresión. El marco jurídico de la nación, que le da el rango de democracia, está extremadamente obsoleto. Es ésta norma, la que conlleva a tener como autoridades a personas que no califican, que no representan necesariamente a la población, además de ser marcadamente impresentables, con pasados desagradables generalmente embarrados en la corrupción.

Los negativos comportamientos de las personas que ahora se han dedicado a la política están alrededor del dinero, a la acumulación de la mayor cantidad de este recurso, como si éste bien material fuera el único determinante de sus vidas; aún a sabiendas que están ocupando un cargo público para servir a la comunidad. ¿Cómo podríamos calificar estos comportamientos? Al parecer es mejor analizarlos, conducentes a exponerlos como indignos ejemplos a no imitar.

No es solo éste congreso, también fue en anterior, ojalá que el siguiente marque diferencia. Tanta autonomía embriaga a personas que no están adecuadamente formadas. El cargo de congresista es un alto honor de servicio a la nación. El perfil del ciudadano para este cargo, debe estar circunscrito a reunir niveles básicos de formación. El grado académico mínimo del postulante debe ser de Magister, aunque mejor sería ostentar el de doctor. Por tanto, la persona que lleva en su ser la convicción de servicio al país desde esa tribuna, debe tener necesariamente una larga formación académica. De manera paralela, la persona debe acumular en su vida una intachable vida moral. Pues será ejemplo de la comunidad, será quien entregue sus conocimientos al servicio de la nación. Al mismo tiempo, una persona que pone en práctica en su vida los principales valores humanos. ¿Cómo podría ser congresista alguien que para postular miente grados de estudios en su hoja de vida? La persona que llega a congresista con hoja de vida falsa, no solo merece el desaforo inmediato, sino, la aplicación de la ley penal. ¿Por qué existe inmunidad a los congresistas? Quizá para poner en práctica actos delincuenciales como mentir a la nación, al Estado, a todos los pobladores. La mentira por sí misma está mal; pero mentir para ocupar un alto cargo ya es fatal. Mentir por huachafería no está bien, porque la mentira no es un buen ejemplo y desdice mucho de la personalidad. Pero, mentir para recibir altas remuneraciones, pagadas con los recursos del pueblo, ya es robo escandaloso. ¿Para qué entonces están ahí las leyes? Quizá para el cogotero, para el roba gallinas, para el roba celulares. No pues, la ley es para todos, o no es para nadie. Jugando así perdemos todos. Para variar, la comisión de ética, que de ética no tiene nada, absuelve de todos los cargos a quienes han mentido en sus hojas de vida. Estos comportamientos son por demás desastrosos, inverosímiles, como salidos de un cuento retórico, de una fábula muy imaginativa, como que no serían actos vividos en la actual realidad.

Como se ve, los malos actos de los congresistas, están enmarcados en la acumulación de dinero, a pesar de ser las personas mejores remuneradas del país, al punto de caer en actos delictivos, que por su llamada “inmunidad”, dejan de ser castigados. ¿Por qué estas malas autoridades endiosan al dinero? Quizá por su personalidad vacía. Es que en tiempos de campaña electoral, estas personas han sido las que han mostrado “interés” en la campaña, con significativos aportes económicos, provenientes en su mayoría por actos ilícitos y corrupción, con seducciones económicas a las poblaciones, llevándoles ropas usadas, tapers con víveres, conjuntos musicales de moda, abundante licor para emborracharlas, sensuales bailarinas de la televisión basura. Entonces, ¿qué tipo de congresistas esperábamos? Quizá lúcidos parlamentarios. Con este marco jurídico, tenemos los congresistas que nos merecemos. ¿Se quiere saber qué tipo de parlamentarios tenemos? Miremos a Ramani que abandona a su hija, que ha contratado con el Estado con montos millonarios sin saber leer ni escribir, ya deducimos la razón de corrupción en esas contrataciones, que no aporta casi nada a la entidad recaudadora, que ha mentido en su hoja de vida, que no sabe dónde ha estudiado primaria ni secundaria, que no sabe quiénes son sus compañeros, sus profesores, ni cómo se llaman las instituciones educativas donde supuestamente ha estudiado. ¿Podrá haber alguien más impresentable que represente a los pobladores? Y, ¿En qué agrupación política se encuentran estos individuos? Ya se suponía desde un principio, en el grupo donde el tema único de agenda es el dinero mal habido, donde un cobrador de micro es secretario nacional de un partido político, de pronto, sin saber cómo, se convierte en multimillonario, dueño de grifos, universidades, flotas de carros. Así, la política va cada vez en franco deterioro. ¿Y por qué no se reemplaza a ese falso dios dinero, por el verdadero y único Dios? Cuando eso suceda, el cambio será radical, pero, para bien de la población.

 

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