Nuestro himno dice que “Tarapoto es la cuna de hombres que lucharon por un ideal”, sin embargo nos deberíamos preguntar si en verdad hemos conseguido cumplir en algo con esa frase.
Nuestras ciudades en la Provincia de San Martín vienen creciendo a un ritmo imparable en los últimos años, teniendo como principal actividad el comercio de productos y servicios a lo largo de toda la ciudad.
La provincia actualmente tiene una población de 192 mil habitantes, esto quiere decir que el flujo de tránsito en sus principales vías muy alto, sobre todo en los distritos de Tarapoto, Morales y La banda de Shilcayo.
Pero un gran problema ha saltado a la vista de todos, se trata de la aparición y proliferación de baches y zanjas en las principales calles de nuestra ciudad, una muestra de lo deteriorada que se encuentra la infraestructura urbana.
Esto repercute en nuestros automóviles o motocicletas dañando los neumáticos, rines, la dirección y suspensión, además de la alineación de las ruedas y más.
Además de hacerlo también con nuestra salud dado a que el estar constantemente pasando sobre ellos ocasionan alteraciones en el sistema muscular y afectan también de forma directa a nuestros riñones que son los órganos que más lo sufren.
El arquitecto Eduardo Ibérico Acosta señala que la poca planificación para crecer como ciudad y el no mantenimiento de las calles comienzan a pasar factura, especialmente las que tienen que ver con el centro histórico de Tarapoto.
Señala también que las políticas en infraestructura pública tienen que adquirir la debida importancia para una ejecución adecuada donde la transparencia tiene que primar durante el proceso porque es algo que al fin y al cabo va a beneficiar exclusivamente a la población que hace uso de las vías.
En el último mes, los daños en infraestructura vial han sido un “dolor de cabeza” para los ciudadanos, que ven cómo cada año después de las lluvias sumados al calor intenso propios de nuestra zona producen deterioro en nuestras calles haciendo que el pavimento o concreto colapsen con la fatiga vehicular y que terminen formándose los baches.
Esto perjudica también a personas con discapacidad quienes se ponen en riesgo al transitar las vías con grietas y hoyos de todos tamaños, cabe precisar que el retraso de infraestructura pluvial, el no etiquetar recursos para un mantenimiento vial, la calidad de los materiales, Incertidumbre de los procesos y falta de proyectos sustentables en conjunto, provocan que tengamos calles prácticamente “bombardeadas”.
“La poca planificación para crecer como ciudad y el no mantenimiento de las calles comienzan a pasar factura”. (Alonso Aguilar)