la columna del editor
Lenin Quevedo Bardález
[email protected]
Recuerdo tantas aventuras en el bosque. Días realmente agitados en medios de la paz de la selva, en donde los caminos (que no eran caminos), eran interminables retos que debían ser agotados o nos vencían.
Horas interminables llenando de sudor mi mirada, haciendo que mis ojos se nublen y que el cansancio. Recuerdo que esta canción de Víctor Jara acompañaba mis destinos, con mis gritos destemplados que asustaban seguro a insectos y pajarillos y uno que otro mamífero escondido en medio del la selva: Vuelan mariposas, cantan grillos, la piel se me pone negra y el sol, brilla, brilla y brilla. Y en la tarde cuando vuelvo, en el cielo apareciendo una estrella. Nunca es tarde me dice ella, la paloma volará.
Pues la esperanza era lograr hacer algo que se vincule a la naturaleza. Felizmente a mis casi treinticuatro años, he logrado, gracias al empuje de mi compañera, hacer una empresa que en las próximas dos semanas verá la luz. Y haremos todo lo posible para que, no solo el público externo, sino los que vivimos en esta región aprendamos a amar lo que tenemos en este bello espacio natural en el que nos toca vivir, en el sexo del mundo, en donde se mezcla el aire, el fuego, el viento y la tierra. Pronto más novedades…