El telón del circo está por caer terminando así con el show político más nefasto que tuvimos en un proceso electoral.
Un payaso tras otro, los mismos que figuraban en entrevistas que solo les pintaba de pies a cabeza, pero de la manera más pintoresca. Este proceso estuvo lleno de tachas, de alianzas bajo la mesa, de extremistas, de ataques en pleno debate y hasta con Chibolin y sus extraterrestres. Hechos que solo generaron que los electores estén más indecisos.
Este es el último artículo antes de que el país elija un presidente, un gobernante que será otro mal menor, al que se decidió a última hora o el mal menor que nos levante o termine por fregar.
¿Mal menor? Seamos sinceros, la mayoría de la población actualmente no sabe a qué candidato brindar su voto, los que ya decidieron es porque están ligados a un partido político por años, otros porque le cae bien tal fulano y algunos por fe, solo por fe.
Mientras más candidatos, mayor indecisión, años atrás bastaba tener 4 en contienda y elegir según sus capacidades, en este proceso tenemos más de 25 y de algunos no sabemos el por qué de su insistencia por postular.
De algo estoy segura, que desde la época de Jesucristo se terminaba eligiendo mal, para los que son católicos, un claro ejemplo es haber liberado a Barrabas en vez de Jesús. Han pasado miles de años y la situación no ha cambiado, porque aunque nos cueste aceptarlo, seguimos perjudicando al país con presidentes que terminan siendo corruptos o que quizás siempre lo fueron y nos dimos cuenta cuando la torta se estaba quemando en la puerta del horno.
En una época la fina oratoria de un jovencito apuesto terminó por cautivar y así ganó Alan García. Luego quisimos a alguien que inspirara confianza y ganó el chinito Fujimori. Después se pensó que es mejor alguien del pueblo y se eligió al «cholo sagrado Toledo». Cuando se quiso un cambió, se pensó que el militarismo era buena idea y ganó Ollanta. Y así sucesivamente, hasta PPK, el abuelito bonachón, que nos dejó como regalo a Vizcarra y su vacuna vip. Todos ellos, un total fracaso, que terminó en denuncias, cárcel y hasta suicidio.
No seamos doble moral, pedimos un cambio y seguimos optando por los mismos perfiles de candidatos, una realidad que asusta y que por ningún motivo podría ser la solución para el país.
Si me preguntan quién sería la mejor opción, no supiera que decirles, porque mientras escribo este artículo sigo pensando a quién elegir, ya que sin lugar a dudas viciar mi voto no es la opción más democrática.
Solo espero que la elección del domingo, sea la más saludable y que el país inicie una limpieza política, una nueva gestión de esperanza para levantarnos de todo este desastre en el que está el Perú.
La función está por terminar, el circo está por cerrar sus puertas, las piruetas y payasadas quedarán en el pasado y el dinero por los tickets no será devuelto. Un nuevo proceso electoral está por quedar en el recuerdo.
Y tú ¿Ya decidiste?