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lunes, abril 29, 2024

De golpes y repeticuás

María del Carmen, Maricarmen o “Malcricarmen”. De tantas formas es llamada – según la postura que se adopte frente a sus notorias aspiraciones en la política y el poder – quien ejerce ahora la presidencia del Congreso, un cargo que desde el lustro anterior pareciera asumirse tácitamente como el peldaño previo a la presidencia de la República.

Y es que la congresista Alva persiste en mantenerse bajo los reflectores y en el ojo mismo de la tormenta. En lugar de tomar consciencia del rechazo que genera su parlamento – dispuesto siempre a tumbarse cualquier reforma contraria a sus ambiciones – exhibe la arrogancia propia de alguien que se asume merecedor del favor (o la pleitesía) popular. En lugar de replegarse estratégicamente y aguardar con sigilo que el régimen de Pedro Castillo se autodestruya e implosione por la torpe necedad de carteristas con ínfulas de gánsteres y vendedores de sebo de culebra convertidos en ministros, no logra contener esa altanería tan de alcurnia capitalina y nos recuerda casi a diario que si lo del Ejecutivo es malo, lo del Legislativo es peor.

Hace unas horas, un conocido semanario publicó un informe – con audios incluidos – en el que daba cuenta de la reunión sostenida entre Maricarmen Alva y otros “líderes” opositores con el objetivo de planificar la salida del mandatario. En este encuentro de conspiradores hasta hubo tiempo para recriminarle a la prensa – a ATV para ser más específicos – la emisión de una nota alusiva al trato despectivo que Alva le dio a una alcaldesa, a la que amonestó por el tono de voz que usaba en “su casa”. Escandalizada, no podía comprender la actitud de la periodista Pamela Vértiz, a cuya mamá, papá, hermana, abuela y vecina conocía. Horror, eso no se hace, “Cerrón les va a quitar el canal” amenazaba a un directivo televisivo demostrando que la censura está bien si viene de una ‘señora bien’ como ella, no del comunista que protagoniza una dictadura que solo existe en la afiebrada imaginación de ciertos habitantes de la comarca limeña. Al parecer, la actual mandamás del Congreso pretende seguir los pasos de su antecesor – y correligionario acciopopulista – Manuel Merino. Y no dudo en que los seguirá uno a uno, con el mismo final.

Elemental. No se requiere un gran coeficiente intelectual o conexión con los astros para pronosticarlo. Si Castillo ha logrado mantenerse a flote por más tiempo del que no pocos pronosticaban es porque tiene al frente a una oposición testaruda, absurda y estúpida. Tan desconectada de la realidad y del país que dice representar que, si logran su cometido de vacar al presidente, muy probablemente terminen tal cual terminó Merino y su efímero paso por Palacio de Gobierno. Tal cual terminó Merino y su infame parlamento al que el repudio de la población obligó a poner en la presidencia a un representante del único partido que se opuso en bloque a su artimaña.

No se trató de Vizcarra. No se trató de los morados (que con las justas salvaron la inscripción). No se trata de Castillo. Se trata de ustedes, estimados congresistas. Se trata de que – disculpen la honestidad – no los queremos ni aguantamos un ápice porque sabemos de los intereses que los mueven, intereses que no son los nuestros. Si nos equivocamos, demuéstrenlo permitiendo una reforma política que nos dé verdaderas chances de elegir mejor. Y, de taquito, dejen de bajarse reformas ya implementadas como la universitaria. Atentamente, un detractor.

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