Por Luis Ordoñez
Se entiende que la campaña electoral consiste en dar a conocer el plan de gobierno a los votantes. La estrategia empleada es generalmente en mítines. Un mitin es favorable cuando reúne a mayor número de personas. La difusión de invitación al mitin es mediante las emisoras, las televisoras, por volantes, afiches y altoparlantes callejeros (Trasladados en motocar). El mitin se realiza con equipo de sonido de alta resolución, cuya bulla traspasa necesariamente el perímetro de la plaza. Ni siquiera conviene a nadie imaginarse del fastidio que ocasiona esta fuerte emisión acústica.
Si el desarrollo del mitin es de mucha molestia a los vecinos, que son pocos; en cambio, para los organizadores, para el candidato, esta afrenta es mínima, “tiene que exteriorizarse el sonido de la actividad proselitista a ciudadanos de otros barrios y comunidades”. La única manera de hacer entender al mundo que el candidato está realizando su mitin es haciendo explosionar bombardas, sin tomar en cuenta que se está asustando a pobladores de otras latitudes, intimidando a personas enfermas y niños. ¿Este mitin es de interés de personas que están en barrios aledaños y lejanos, a las personas enfermas y a los niños? Por supuesto que NO. Entonces ¿qué necesidad tiene el organizador del mitin de molestarlos con los estruendos de estas bombardas? En realidad, el estallido de estas constantes bombardas es una flagrante demostración de falta de respeto a los demás.
La ciudad tropical tiene un clima cálido de veinticinco a treinta grados de temperatura, con un sol candente, con mosquitos y zancudos prestos a atacar a personas descuidadas, con constantes lluvias con sol. En las calles se desplazan decenas de motocarros y algunos carros con tubos de escape sin silenciador, a velocidades no permitidas.
Algunos motocarros, con potentes parlantes, alardean las publicidades comerciales y políticas. Tiendas de ropas dejan escapar por sus anchas puertas, estentóreos ofrecimientos de sus mercaderías, donde las palabras de los eventuales locutores se pierden en la densa bulla musical que emanan los parlantes. Con éstas ingratas experiencias sonoras del día, para variar un poco y completar la jornada, el poblador que nada tiene que ver con el mitin, debe soportar las bullas de las bombardas nocturnas, porque así se le ocurre al organizador.
¿El candidato gana siquiera un adepto más con la emisión de estas molestosas e innecesarias bombardas? La respuesta segura es NO. Al parecer, muchos potenciales votantes desisten emitir su voto por aquel candidato que hace alarde de sus recursos económicos y por la evidente demostración de falta de respeto a la población. ¿Y cómo tal funcionario que ha sido elegido como diez veces, aunque no haya hecho nada todavía por el pueblo, acostumbra hacer sus mítines con estas bombardas? Si pues, las reglas tienen sus excepciones. “Ojalá las autoridades reglamenten este tema, porque los pobladores realmente estamos cansados y saturados con los estallidos de estas bombardas, que nos hacen recordar los tiempos de vida con el terrorismo”. ¿Por qué no se fomenta la paz? Que el candidato exponga su plan, si es que tiene uno propio y no haya plagiado, de manera normal, sin necesidad de molestar a las demás personas con esas molestosas bombardas.