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viernes, mayo 3, 2024

Lo bueno, lo malo y lo feo del Mundial

Catar 2022 es la prueba de que el fútbol es el deporte más hermoso del mundo y el que más pasiones despierta. Fue casi un mes maravilloso donde podías ver cuatro partidos por día sin aburrirte y, seguir prendido de la televisión y las redes sociales durante el resto del día para no perderte de nada de lo que pasó y de lo que estaba por venir.

Este mundial nos dio muchas cosas que aplaudir y, otras no tanto. Vimos como una selección japonesa ordenada, sacrificada, con menos de 20% de posesión por partido, lograba un triunfo histórico ante una poderosa Alemania. Vimos como Marruecos se convirtió en el primer país africano en llegar a una semifinal de copa del mundo. Se ha criticado mucho los planteamientos de estas dos selecciones, poniendo énfasis en su poca posesión del balón. Pero, ¿acaso está prohibido jugar defensivamente y al contragolpe? Por supuesto que no. Al contrario, estos equipos jugaron bien, ya que conociendo sus limitaciones y las pocas fortalezas que poseen al enfrentarse a los grandes, las supieron aprovechar.

Fuimos testigos de lo decepcionante que fue la selección de España, que se fue sin pena ni gloria en un interminable circuito de pases y con pocos tiros al arco. Vimos a los jugadores uruguayos irse del mundial con más insultos que juego. Un ejemplo certero del mal perdedor.

Este mundial nos traía quizás la última oportunidad de Messi para salir campeón, y no la desperdició. Fue crucial para llevar a Argentina a ganar esta copa. Otamendi, de mal recuerdo para Yotún y muchos de nosotros, se jugó un señor mundial. Se batió como un guerrero espartano en las alturas contra las torres neerlandesas y por abajo contra quien tuviera al frente.

Nadie puede negar que Emiliano Martínez es un arquerazo, pero ya en ocasiones el personaje le está ganando a la persona. Los gestos que hizo al momento de la premiación al mejor arquero y las burlas a Mbappé cuando estuvieron en Buenos Aires, le quitan atractivo a su meritoria consagración. Muchos dicen que el campeón puede “hacer lo que quiere”, lo que tiene mucho de cierto, pero siempre y cuando no llegues a la arrogancia y la imbecilidad. En solo dos años el ‘Dibu’ ha pasado de ser el arquero ponderado que entre lágrimas hacía una videollamada a su familia cuando el Arsenal salió campeón de la FA Cup el 2020, a una caricatura de sí mismo en la actualidad. Este cambio abrupto empezó a gestarse en la tanda de penales contra Colombia en la Copa América 2021. Allí, haciendo gala de astucia pudo desconcentrar al defensa colombiano Yerry Mina. Pero ya está abusando del recurso, que, más temprano que tarde, va a resultar fatigante hasta para sus propios compatriotas.

Argentina necesitaba esta copa, no hay país más futbolero que este y en donde este deporte es casi una religión. El mejor regalo navideño para ese gran país. (Comunicando Bosque y Cultura).

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