¡¿Quién no se ve hoy (como hace más de siete décadas de esta nueva era del conocimiento) totalmente asombrado por el vertiginoso progreso de todo tipo de tecnologías que nos ahorran tiempo mejorando nuestra calidad de vida material u optimizando producción creativa hacia límites insospechados?! Verbigracia, basta mirar “afuera” para toparnos con los ChatGPT, la Inteligencia Artificial, la Realidad Aumentada, la 5G, impresoras 3D muchísimos más avances tecnológicos que llevan al máximo nuestro carácter de seres “protéticos” por naturaleza (Denegri dixit).
Sin embargo, el positivo logro de este “paraíso material” (indispensable para la edificación del “paraíso espiritual”) ¡Ay! no va aparejado o paralelo con el mejoramiento en nuestros valores esenciales de seres humanos como las VIRTUDES, la sabiduría, los Ideales elevados, el ascenso espiritual o toma de Conciencia Superior para una Existencia Verdadera en el cumplimiento de nuestra Misión Trascendental en la vida.
Como bien lo indicaba, esperanzadoramente, en 1984 nuestra Querida Maestra Ven. Sat Arhat Contadora María Nilda Cerf Arbulú, Directora General de la Fundación Magna Fraternitas Universalis (@MagnaFraternitasUniversalis): «De continuar la Ciencia de la Cibernética solucionando los más diversos problemas de la vida del hombre, no está lejano el día en que le permita mayor disponibilidad de tiempo para el estudio y la investigación en la búsqueda de su Ser, aun en las cosas más Sagradas».
Sin embargo, repetimos, esas sabias esperanzas aún faltan mucho para ser consideradas y cumplidas, pues la situación lamentable que señalaban sabios como el Premio Nobel Alexis Carrel (en 1951) y Mouraviov, aún no ha cambiado mucho. Así, lo expresan en la ocurrencia:
“La tecnología nos trajo la riqueza, la salud, el bienestar material, todas las facilidades de la existencia, permitiéndonos crear un nuevo paraíso terrenal. Pero se desliza en nuestro plan un error capital. Porque las ciencias de la vida estaban en inmenso retraso con relación a las ciencias de la materia inanimada. Poseíamos el dominio del mundo físico antes de haber adquirido el conocimiento de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu. Tal es la razón de que nos rodeemos de un medio bien adaptado al progreso de las máquinas, pero impropio para nuestro desarrollo individual, colectivo y racial.”
“Entre los hombres y mujeres cuya inteligencia continúa durante más largo tiempo desarrollándose, muchos son incapaces de alcanzar la madurez mental. Podrían, sin embargo, emplear para su progreso fisiológico y espiritual las oportunidades que les ha dado el progreso de las máquinas. Por el contrario, pierden el tiempo que no pasan en la fábrica, en el taller, en el almacén o en la oficina en beber, en jugar a las cartas, en ir al cine, en bailar, en ver novelas hechas a su imagen. (…) En la atmósfera de mentira y de frivolidad creada por la radio [la televisión, la mayoría de contenidos de internet, llámese tic toc, youtubers, etc.] los periódicos, en la inconsistencia de la existencia cotidiana, en el desprecio de lo bello y de lo sagrado, se encuentra paralizado el vuelo de la inteligencia y del sentimiento.”
“Aprovechando los descubrimientos científicos cuyo contenido no cesa de crecer, así como el progreso tecnológico que le sigue de cerca, el hombre mejora cada día más el aspecto material de su vida al mismo tiempo que descuida en forma sorprendente los aspectos psíquico y espiritual. En efecto, sería difícil poner en duda que los magníficos esfuerzos que ha aplicado a la exploración de la naturaleza NO HAN TENIDO COMO COROLARIO UNA REESTIMACIÓN GENERAL DE LOS VALORES MORALES Y UNA REVISIÓN DE SU ESCALA (…) EN RESUMEN, EL HOMBRE, A PESAR DE TODAS LAS CONQUISTAS QUE ACOMPAÑAN EL REFINAMIENTO DE SU INTELIGENCIA, NO SE HA VUELTO FUNCIONALMENTE MÁS FELIZ.”
Urge pues, esta RE-EDUCACIÓN de la humanidad, enseñándole a “COMPORTARSE COMO NO SE COMPORTA” (Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, 1951) y en ello considero que la TECNOLOGÍA PUEDE APORTAR MUY VALIOSAMENTE y así podamos llegar a equilibrar hacia el PERFECTO PARALELO las dos líneas (material y espiritual) de nuestra condición, como aquellas líneas onduladas paralelas, símbolo de Aquarius (en la nomenclatura científica cosmobiológica) nuestra Era del Saber.