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domingo, abril 28, 2024

“La modernidad occidental, lo repito una vez más, es analfabeta” La Amazonía en el día mundial del agua

“Más que un día de celebración debe ser un día de reflexión, de mea culpa, de arrepentimientos, de cambios y transformaciones en la mentalidad y la conducta humana con relación a la Madre Naturaleza.”

Por: Róger Rumrrill García

El viernes 22 pasó desapercibido el Día Mundial del Agua y como todas las celebraciones que tienen que ver con los bienes de la naturaleza, sobre todo agua y biodiversidad.

Porque mientras nos preparabamos a Dcelebrar ese día, los organismos mundiales han declarado en estado de alarma la situación del planeta Tierra, señalando que las cuatro mayores amenazas que se ciernen sobre nuestro hogar terrestre y la especie humana son los eventos climáticos extremos, los cambios críticos en los ecosistemas terrestres, la pérdida de la biodiversidad y un posible colapso ecosistémico y la cada día mayor escasez de recursos naturales. Sobre todo, del agua.

Mientras nos aprestabamos a celebrar la existencia de ese líquido vital e irremplazable para la vida, las cinco mayores petroleras del mundo, de acuerdo a Global Witness, BP, Shell, Chevron, Exxon Mobil y Total Energie, que han ganado con la guerra de Ucrania 281 mil millones de dólares, han recibido subsidios para seguir invirtiendo en la explotación del combustible fósil, el petróleo, la causa y origen principal de calentamiento global y el derretimiento de los glaciares del planeta.

La biodiversidad, también conocida como diversidad biológica, engloba la variedad de todas las formas de vida en la Tierra, incluyendo organismos, especies y ecosistemas.

La lista de acciones, iniciativas, decisiones y hechos que el hombre está realizando en este momento para destruir su hábitat son interminables, alucinantes e imposibles de entender y lo que confirmaría la frase de un filósofo europeo que dice que el “hombre es una única especie que corta el árbol donde vive”.

En efecto, es la única especie que destruye por puro egoísmo, angurria, ambición, inmoralidad, inconciencia y diría estupidez y ceguera su hogar, la Tierra. El mayor ejemplo de esta inmensa estulticia lo acaba de dar el Congreso de la República que ha modificado la Ley Forestal y de Fauna No. 31973, los artículos 29 y 30, abriendo las puertas del arrasamiento de los bosques amazónicos y también las propuestas de construcción de carreteras en la Amazonía, sin previos estudios técnicos sobre todo de impacto ambiental.

Quienes alientan e inventan leguleyadas, trafican y destruyen el bosque amazónico están, como ha dicho el experto Sergio Ferrari, cometiendo un genocidio ecológico, porque el bosque amazónico es, todavía, la mayor fábrica de agua dulce del mundo.

El agua, los glaciares y la vida en la tierra

El agua es, sin ninguna duda, además, el recurso más valioso del planeta Tierra. Un recurso irremplazable que se está acabando gota a gota.

Los estudios científicos estiman que el volumen de agua en la Tierra es de 1,400 millones de kilómetros cúbicos. De ese total, 97.5 por ciento es agua salada, el 2.5 por ciento es agua dulce. Se afirma que de ese 2.5 sólo nos resta el 1 por ciento de ese líquido vital que el 70 por ciento se utiliza en la agricultura, el 20 por ciento en la industria y el 10 por ciento para el consumo humano y doméstico.

La biodiversidad es esencial para el funcionamiento saludable de nuestro planeta y para el bienestar de todas las formas de vida, incluidos los seres humanos.

La Amazonía, lo repiten los científicos hasta el cansancio, entre ellos el Dr. Ricardo Ricardo Giesecke, destacado físico y experto ambiental, es la mayor fábrica de agua dulce del mundo. Cada árbol amazónico produce y arroja al espacio mediante la evapotranspiración, mil litros de agua cada día. Esas aguas en forma de nubes, son empujados por los vientos alisios del Atántico hacia la Cordillera de los Andes donde, al chocar con las montañas, se convierten en lluvia y luego en glaciares.

Los glaciares son los mayores reguladores del agua y los que proveen del recurso hídrico a los ríos, lagunas, puquiales y bofedales en los Andes. Sin esas aguas no habría vida.

Pero estos glaciares se están extinguiendo por el calentamiento atmosférico. El Dr. Vinio Flores, miembro de la Asociación Peruana de Ingeniería Hidráulica (APIHA) afirma que el 50 por ciento de los glaciares han desaparecido en los últimos 60 años en nuestro país. Sólo entre 2016-2020 se han extinguido en el Perú 175 glaciares. Y esta catástrofe ocurre en todo el planeta con   devastadoras consecuencias para la vida en la Tierra.

La cada vez más escasa dotación de agua-que los genocidas ecológicos ya lo han mercantilizado convirtiéndole en un producto de la bolsa de valores-causa dramas y tragedias inconmensurables en el mundo. En África Subsahariana no tienen acceso al agua potable 340 millones de personas; se estima que, en 2030, el 67 por ciento de la población mundial no tendrán servicios de saneamiento; el 80 por ciento de las enfermedades que azotan a los países pobres tienen una relación directa con la falta de agua.

La pérdida de biodiversidad es un desafío global importante debido a actividades humanas como la deforestación, contaminación, cambio climático y destrucción de hábitats, que afectan negativamente la vida

Que sea un día en que revisemos y pongamos en cuestión todas las falacias del llamado desarrollo y modernidad a costa de la vida. Porque la modernidad occidental, lo repito una vez más, es analfabeta. Porque ya no sabe leer el libro de la naturaleza. Peor que eso: lo está destruyendo, incendiándola y convirtiéndola en cenizas.

Defendamos a Gaia, a la Tierra. No esperemos que, en el futuro, ante nuestra indiferencia, mudez y temor, nuestros hijos, repitan esta durísima frase del gran escritor y pensador francés Albert Camus: “Los desprecio, porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco”.

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