Una metida de pata, y de las grandes. Esa es mi verdad con una situación de informes, de papeles, de documentos. Y se me complican las cosas, soy tardón, lo acepto, hasta para entregar mis textos al diario, hasta para llegar a una reunión con siglos de anticipación; soy un mal burócrata, un pésimo administrativo y esto último me alegra comprobarlo. Regreso a mi ejercicio de escribir un artículo a la semana para mis amigos del diario que más espacio ha dado a la cultura y a la conciencia ecológica en la región, el diario Voces.
Reviso los diarios, un nuevo gobierno para mi región. Seguro será un cambio de color, del verde al anaranjado, pero ¿cuánto cambiarán realmente las cosas? ¿De aquí a cuatro o cinco años habrá menos pobres en mi región? ¿Habrá menos niños con desnutrición crónica? ¿Se logrará revertir la situación en cuanto la terrible deforestación de nuestra selva, donde diariamente desaparecen decenas y hasta cientos de hectáreas de bosque? Y habrá menos corrupción, menos nuevos ricos, menos odiosa burocracia? Lo veo difícil, es cuestión de esperar a ver qué pasa, si el nuevo presidente se consigue buenos asesores, si logra desmarcarse del partido del pasado vergonzante de los noventa.
Los jóvenes en el Perú sí que la tienen difícil, aparte de enfrentarse a una realidad compleja donde la globalización de la economía y las tecnologías, bajo un sistema que prefiere a las cosas antes que a las personas, al valor económico antes que el valor moral; además de ello, tiene que enfrentar a autoridades que dicen apostar por ellos en el discurso, pero que con leyes como esa creativamente llamada “ley pulpín” les dan la espalda, les facilita enormemente las cosas a las grandes empresas, a los que ya son ricos para ser aún más ricos, con la explotación laboral, ¿Así como está esa ley para quién fue pensada? Para beneficiar a los jóvenes del Perú no creo.
Cada uno labra su propio destino, es verdad. Pero también es verdad, que a veces un estúpido o un tirano, algún sujeto sin más ni más nos friega la vida, los planes, los sueños, las aspiraciones etc. nomás pregúntenle a uno de los tantos que ha sufrido algún accidente provocado ya no por la inconciencia si no por la conchudez de un ebrio. Sino pregúntenle a un empleado injusta y arbitrariamente despedido porque el jefecito le agarro pica, en fin.