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lunes, abril 29, 2024

Ley para prevenir el acoso callejero: Separar la paja del trigo

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Vivimos una liberalización sexual que al mismo premio Nobel, Mario Vargas Llosa en su libro, “La civilización del espectáculo” sorprende. Vivimos en la dictadura del nihilismo (placer como meta), pocos se escapan de sus redes, casi todos están concentrados en como diferenciarse del resto. Todos coincidimos que los “valores positivos” no están pasando por sus mejores momentos, y se está invirtiendo y/o haciendo poco desde los gobiernos, responsabilidad social y las familias.

Poner coto un “tipo de comportamiento” que fastidia a nuestras mujeres, es algo que nadie se opone. Tod@s estamos de acuerdo. Pero nuestra “sexualidad”, no está educada, y en nuestras instituciones educativas con honrosas excepciones, tampoco importa. “La ley para prevenir y sancionar el acoso sexual (N° 3539) fue aprobada por el Congreso con el objetivo de castigar toda manifestación producida en espacios públicos que afecta los derechos de las personas, especialmente de las mujeres. La ley considera como espacio público un parque, una calle y todo establecimiento público o privado concurrido por gente, incluso un medio de transporte”.

¿Acoso sexual? Bastante gente parece no tener claro en qué consiste a pesar de que todo el mundo sabe lo que quiere decir acoso y lo que quiere decir sexual. Para la antropóloga Edith Yesenia Peña Sánchez. “existe un grave problema de educación sexual, además de una pérdida de valores, así como embarazos a temprana edad, el abuso sexual y el incesto”.

Se escuchan voces que claman; enviemos a la cárcel a los “mañasones”. ¿Con estas medidas se acabaran los acosos? La antropología y demás ciencias han demostrado que el cerebro de la mujer y del hombre es diferente. Si los cerebros son diferentes, los comportamientos individuales y sociales también lo son. Pero con esto no queremos decir que los “hombres tienen el derecho de seguir hostigando a las mujeres. Ni tampoco que ellas sean quienes provoquen el acoso callejero, que sería una mirada machista”.

Diferenciemos bien los términos y las acciones para después no estar llenando aún más las cárceles del país. La voz de los antropólogos en esta coyuntura es necesaria, como también una nueva cultura para amar.

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