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viernes, abril 26, 2024

Barreras vivas y barreras muertas de la parcela

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Los andenes de los Incas, las terrazas de los Chachapoyas, eran actividades indispensables que ellos hacían para desarrollar su agricultura. No es que era imaginación pura; sino, una eficiente agricultura con cultura. Pues, estaba impregnada en la conciencia del productor la necesidad de conservar el recurso suelo, que es el medio natural donde crece la planta cultivable. La decisión de conservar el suelo de la parcela, era porque había plena conciencia de seguir produciendo en la misma superficie de manera sostenible en el tiempo; es decir, con el mismo rendimiento y productos de buena calidad. El rendimiento se refiere a producir la misma cantidad del producto por hectárea. La calidad, al producto sano y nutrido.

Los Incas, además de trabajar en andenes, abonaban sus plantas con pescado, con guano de islas y con mantillo de algarrobo (Hojas secas descompuestas de la superficie del suelo). Luego de construir los muros de piedras en contra la pendiente, los Incas llenaban los espacios con sustrato agrícola, es decir, con suelo rico (Superficie) y materia orgánica descompuesta; muy similar al sustrato con el cual se llena el macetero de la casa. A pesar que las plantas se desarrollaban en este medio apropiado, los Incas abonaban a cada planta.

Pasaron más de quinientos años y la actual agricultura, en vez de ser mejorada, realiza actividades adversas a las de estos grandes maestros. En primer término, la posesión o propiedad de la tierra sigue siendo tratada de manera desordenada, moteada en el mapa, por aquí, por allá. La tenencia es un tema que debe tratarse de manera integral en toda la jurisdicción y en “tiempo real”. Una autoridad regional o nacional debe monitorear la tenencia y el adecuado uso de la parcela, no por provincias, por distritos, por valles. Definir la política nacional de tenencia de la tierra y manejar en tiempo real virtual. ¿Por qué se hace tanta ceremonia para entregar un título de propiedad? ¿Por qué no se hace similar o mejor ceremonia cuando se entrega el DNI a una persona? ¿El terreno tiene mayor valía que la persona? Este gesto de hacer alboroto por un título es signo de la notoria deficiencia del sistema de tenencia de la tierra en el país. En la época de los Incas, se entregaba la parcela al campesino de manera sencilla, con sus linderos y a trabajar. ¿Éste campesino era propietario y decía que haría lo que quisiera en esa parcela? No. Él cumplía la política general: Participar en la limpieza de los caminos, limpieza de canales de riego, asistir a reuniones, mantenimiento de muros de los andenes, abonar las plantas, pagar su impuesto, etc. La mentalidad del actual campesino es hacer lo que él quiere en la parcela porque es “suya”.

La parcela no está bien tratada. Los líos de linderos, con títulos o sin títulos son problemas interminables, porque las normas legales no están claras. A mayor cantidad de leyes, más problemas. Existe una entidad que fue creada en algún momento por un gobernante sabelotodo, que otorga título al invasor, que otorga título a un tercero impostor sobre terreno titulado, que dice formalizar la posesión de tierras, cuando en realidad ilegaliza el terreno legal. La parcela carece de faja marginal y de bosque familiar; es decir no tiene el 30 % de bosque intangible como reza la ley.

Si no se hace andenes ni terrazas, habría que hacer siquiera una simple emulación con palos atravesados que serían las barreras muertas; o sembrar eritrina contra la pendiente y mantener estas plantas de ochenta o noventa centímetros de altura, que serían las barreras vivas. Ya que no se abona, con estas barreras vivas y muertas al menos se podría evitar la pérdida del suelo de la parcela por causa de las aguas de lluvia.

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