Como nada es eterno –estamos acostumbrados a decir—el viernes 31 de julio del 2015 he dejado de laborar en la Dirección Regional de Agricultura San Martín, por una decisión de la actual dirección. Dejo, sin embargo, una institución a la que se le ha impregnado de un clima tóxico, y un estilo de administración anodino e impertinente y que hace que cualquier gestión mediocre pasara por excelente.
Llegué a la Dirección Regional de Agricultura el 01 de julio de 1980 cuando era director el ingeniero Jaime Solano Cuyubamba, y continué con Emilio Méndez San Martín, hasta el día en que alguien me dijo que ya tenía un puesto en el entonces Banco Agrario, y con todo el dolor de mi corazón tuve que dejar el trabajo que hacía. En abril del 2001 Ramón Ferreira Ribeiro me invita a ser parte de su gestión, y junto con César Gamarra Rodríguez me convierto en asesor de la Dirección.
A comienzos de enero del 2008 César Villanueva Arévalo, me invita a integrarme a la Dirección Regional de Agricultura. De este modo hago mi tercer ingreso a la entidad. El martes 02 de febrero del 2008, Alejandro Ramírez Sime, me llama diciéndome que me esperaban en Agricultura. Minutos después Jorge Vera Acosta, el director, me dice que le hubiera gustado llamarme antes… Y no tengo reparo en decirlo porque fue un momento emocionante para mí. De ese modo me quedé en Agricultura siete años y medio, desempeñando las jefaturas de la Oficina de Planeamiento Agrario y de las Áreas de Control Patrimonial y Logística.
A pesar de haber trabajado en varias instituciones durante mi vida profesional, a la Dirección Regional de Agricultura, siempre le tuve un afecto especial, como lo seguiré teniendo. Es como el primer amor del que uno nunca se olvida, porque le he dado a ella lo mejor de mí. Es ese valor agregado del que ya hablé en un artículo anterior. Porque no podemos ser honestos si no le damos a lo que hacemos ese adicional que te haga sentirte útil (no quiero decir imprescindible). Porque, también, soy enemigo de la rutina y por eso le dejo a la DRASAM muchas cosas, que lo hice con amor y con dedicación. Y si así ocurrió fue porque conté con directores de la talla de Antonio Arce García y Arturo Maldonado Reátegui. Con Luis Ordóñez Sánchez, cultivé una relación especial, y de ahí salió una amistad más fortalecida.
Quiero reconocer su calidad de directores regionales de Agricultura a Jaime Solano Cuyubamba, Manuel Osores Escurra, Emilio Méndez San Martín, Ramón Ferreira Ribeiro, Jorge Gualberto Gallardo Castillo, Elva Tanchiva Flores, Jorge Vera Acosta, Antonio Arce García y Arturo Maldonado Reátegui, con quienes trabajé.
De igual modo, de aquellos directores que, no habiendo trabajado con ellos, le dieron nivel a sus desempeños: Gonzalo Villavicencio Aguilar, Antonio Cuadros Basurco, Alejandro Vásquez Gardini, Pardo Miguel Moncada Mori, Santiago Contreras Medina, Román Rivero Ruiz, y Adalberto Villalobos Ruíz. Agrego a esta lista a los sub directores Alejandro Ramírez Sime y Elías Torres Flores, y a los Administradores Alfredo Alvarado Cárdenas, Cesar Augusto Hidalgo Castro, Fredy Herrera Rengifo y Berning Salvador Guevara Mayta.
Porque amo a la DRASAM escribo esto, como muchísimos quisieran expresarlo, pero que no lo hacen por las razones que tendrán. A quienes dejo quiero decirles que los estimo y aprecio mucho. Y como nunca debe perderse el recuerdo del primer amor, nunca me iré de la Dirección Regional de Agricultura San Martín.