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domingo, abril 28, 2024

Nuestros ríos, son medicina

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Nací un 14 de febrero a escasos metros del río Huallaga en Bellavista región San Martín, donde me crié de 0 a 03 años. De 04 a 08 años, me desarrollé al lado del río Ucayalí-Pucallpa, para luego de 09 a los 17 años volver a vivir junto al río Huallaga y el Río Higueras-Huánuco, donde tenía la costumbre muy saludable de bañarme, bajo la atenta mirada y dirección del maestro Pepe Ordoñez, para luego salir con el cuerpo tonificado y equilibrado, estimulado en el libre flujo de la energía existente en nuestro río antes mencionado. Desde los 18 años a la actualidad que muy a mi pesar vivo en Lima, continuamente visito y me escapo a los diferentes ríos cercanos que tiene la capital (río Cañete, río Rímac, río Lurín, río Chillón, río Mala, río Pativilca, río Supe, etc.) de tal forma que para mí el río es mi gran compañero de mi viaje por la vida. Nunca dejé de correr y caminar como el río, o quizás quise o quiero ser como un rio que fluye silencioso en medio de la noche, sin miedo de la oscuridad, sin medio AL QUE DIRÁN, y sin mirar a quien hago el bien, porque el agua del río alcanza para todos y es medicina para todos; pero si seguimos echando o botando toneladas diarias de basuras y otros tóxicos, nuestros ríos morirán y la vida se nos irá apagando lentamente.

Efectivamente nuestros ríos son medicina, porque el agua corriente y viva contiene mucha mayor cantidad de prana (energía) que la estancada. El agua de los pozos, depósitos, balsas, lagunas, etc. pierde al aquietarse gran parte de su energía. El agua de río por estar en constante movimiento es el gran remedio de la naturaleza nos brinda, su renovadora energía nos puede servir para sanar diferentes enfermedades. El agua del río, es uno de los agentes naturales primordiales para el organismo, conjuntamente con el aire, el sol.

Mucha gente pudiera eliminar su melancolía, tristeza, malestar, estreñimiento, constipación, dolor de espalda y otros, con solo bañarse adecuadamente en las aguas corrientes de un río. Incluso pudiera superar fácilmente trastornos hepáticos y renales, porque con los masajes naturales de las aguas corrientes pueden volver a funcionar normalmente.

El agua corriente de un río estimula el funcionamiento de los riñones y demás glándulas de secreción externa, y favorece también la normalidad de las hormonas o glándulas de secreción interna. Desde los más remotos tiempos la humanidad recorrió al baño en el río, como medio de estimular, conservar, favorecer y recobrar la salud. ¡Aire, agua y sol, son los mejores dones que la naturaleza ha conseguido al ser humano!, sin embargo el propio llamado ser humano, hoy por hoy pretende asesinarlo, arrojando al río todo tipo de desperdicios y tóxicos.

El río es fuente de salud y de pureza, recordemos que el médico griego Hipócrates recetaba bañarse en agua corriente como la de los ríos, en sus tratamientos internos y externos. Asimismo en todo el imperio romano se construyeron baños públicos en aguas corrientes, los mismos que llegaron a ser uno de los centros principales de la vida social de la población, donde la gente acudía al menos una vez al día a bañarse en aguas corrientes, mas no en aguas estancadas.

Particularmente considero que las aguas del río tomadas inicialmente con un guía, dirección y sabiduría; pueden ser beneficiosos para atenuar el estrés y ansiedad, fatiga e insomnio, impotencia sexual, problemas de fertilidad, etc. También para jaqueca y migraña, reumatismo, artritis, problemas articulares y otros dolores localizados.

Optimistamente creo que día a día tenemos que ir ganando en identidad y sentido de pertenencia con nuestros ríos. No debemos de dar la espalda a uno de nuestras grandes medicinas naturales, que nos pueden reducir la ansiedad, aparte de darnos energías y llenar nuestros cuerpos de ENDORFINAS (hormonas).

Y antes de finalizar el presente artículo; deseamos una Feliz Año 2016; ya que el tiempo pasa y no regresa nunca y si regresa no es el mismo. El tiempo no se detiene jamás ni retrocede un milisegundo, ni obedece a nadie, ni a nada. ¡Todo tiempo o instante perdido, está perdido para siempre!. El tiempo es lo único irreparable. ¡Bendiciones y hasta cualquier instante! Y gracias por practicar a cada instante nuestro slogan inscrito debidamente en INDECOPI; la mentira corre, pero la verdad la alcanza. Y RECUERDE QUE NINGÚN SER HUMANO ES MÁS IMPORTANTE QUE UNA HORMIGA. ¡GRACIAS!.

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