La semana pasada, el Ing. Santiago Contreras Medina, Director de la Dirección Regional de Agricultura San Martín, presentó en el Colegio de Ingenieros del Perú, a nivel de idea, el proyecto “Uso del agua del río Cumbaza para fines agrícolas”, que tiene como objeto la captación de las aguas del río Mayo para reforzar el actual Sistema de Riego Cumbaza, construido en el año de 1980, y que utiliza las aguas de los ríos Cumbaza y Shupishiña. Lo original de la idea está en que se utilizarían tubos de plástico en vez de abrir un sistema de canales. El volumen a captar sería de 1.8 m3/seg., para alcanzar una carga final de 400 m3/seg, que es el diseño final del sistema.
El agua se transportaría en un tramo de 48 Km. desde una altura de 380 msnm., en el sector Poloponta (Pinto Recodo), hasta la bocatoma del sistema Cumbaza (Morales) que tiene una cota de 320 msnm. La ejecución de este proyecto significaría un tremendo ahorro, que el Ing. Contreras estimó en 40 millones de soles: un sencillo, comparado con el famoso ´megaproyecto´ del agua potable del que se habla desde ya un buen tiempo y que, sin considerar los veinte adicionales que se estilan, costará casi 600 millones de soles. ¡Y solo será útil veinte años!, lo que demuestra que será un proyecto precario e inútil.
Quienes estuvimos en la presentación de la idea, expresamos nuestra satisfacción por la iniciativa. El Ing. Víctor Manuel Arévalo Ruíz precisó que lo presentado por Contreras es un proyecto viable, pero que había que tener en cuenta dos aspectos fundamentales: la cantidad de tierras agrícolas a regar, relacionado al tema de la expansión urbana, y que, además, debe aprovecharse esta idea para que, modificando la propuesta original, esté relacionado al tema del agua potable y en esto tenía que ver la altura en que se encuentra la planta de tratamiento de agua potable que administra EMAPA San Martín. Casi en los mismos términos se expresaron los ingenieros Luis Alberto Leveaú Guerra y Guillermo Vásquez Ramírez, insistiendo en el tema ambiental para la idea presentada.
Me permití recordar que el Proyecto de Irrigación Cumbaza fue diseñado originalmente para el riego de seis mil hectáreas de tierras de cultivo, y que, de ejecutarse el proyecto del ingeniero Contreras, tenía que hacerse una planificación integral. Primero tendría que verse el tema de la locura urbanizadora que existe en el Bajo Mayo, que se hace sin planificación y sin dirección, problema sobre el que vengo insistiendo y que a los alcaldes y regidores les importa un carajo. El proyecto, al que deberá incorporarse los criterios que han expuesto los ingenieros nombrados, deberá tener los lineamientos relacionados a los espacios públicos, los parques urbanos, el turismo, y evitar que se sigan ejecutando proyectos que carecen de alma, de espíritu y de todo aquello que nos lleve hacia la felicidad.
Sugerí al ingeniero Contreras para que se institucionalice la idea para hacerla creíble y vinculante y generar un sentimiento de apropiación colectiva, y si contamos con decisores competentes –es probable que existan— se elabore el expediente técnico que permita buscar su financiamiento. Algo más, discutiendo el tema con el expositor, y con el colectivo que asistimos a la presentación –también estuvieron Antonio Pérez Cuzcano, Darwin del Águila Solano, Marisol Ramírez Fasanando, otro ingeniero que no recuerdo, el periodista Adolfo Fasanando, y que también manejan temas de desarrollo–, sacamos como conclusión de que el megaproyecto del agua potable de Grundel debe descartarse definitivamente, por técnica y políticamente inviable, extremadamente oneroso y cortoplacista, y reemplazarlo por la idea del ingeniero Contreras con los agregados sugeridos, y otros más que se me ocurre complementar. El Colegio de Ingenieros de Tarapoto tiene la palabra. (Expreso mi agradecimiento a una ex autoridad política por el auspicio de este artículo).