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sábado, mayo 4, 2024

Instituto Nacional del Suelo

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La vida depende del suelo. Tienen vida los seres humanos, los animales, las plantas y los microorganismos. El suelo es la mezcla de material inorgánico (arena, limo, arcilla) que proviene de las partes profundas (sub suelo y roca madre) con materia orgánica (restos de seres humanos, plantas, animales y microorganismos). Por lo que la materia orgánica que proviene del suelo, de nuevo regresa a formar parte del mismo. Un trozo de arcilla, un terrón de limo, una porción de arena, no son suelos; son parte importante del suelo sí, pero por separado no los son. Por su parte, una porción de materia orgánica sola tampoco es suelo, es humus, que forma parte del suelo. La mayoría de la gente le desdeña, le mira indiferente, hasta le desprecia, arrojándole por cualquier parte como estorbo, como si fuera basura, porque ensucia el luciente piso de la casa, por supuesto cuando es llevado allí.

¿Pero cómo así que la vida depende del suelo? El suelo es como el mercado de la planta. La vida de la planta depende de los nutrientes del suelo, así como la vida del hombre depende de los nutrientes de los alimentos. ¿Dónde están los nutrientes que la planta necesita para su vida? Están en su centro de abastos, en su mercado, en el suelo. ¿Cómo así el suelo se convierte en el centro de abastecimiento de nutrientes? Los nutrientes del suelo los proporcionan la parte mineral (Limo, arcilla, arena) y la parte orgánica mediante su descomposición. ¿Cómo se produce la descomposición de los restos orgánicos? Mediante la alimentación de los microorganismos de esos restos orgánicos. Es decir, en el suelo hay vida permanente de millones y millones de microorganismos. No solamente de ellos, también, de crustáceos, lombrices, insectos (Curuhuinsi), arácnidos, cuadrúpedos. El suelo es un medio de vida muy activo. Con el agua, los minerales de la arcilla se diluyen, los nutrientes de la materia orgánica descompuesta también, existiendo en el suelo una solución nutritiva (como tónico) permanente.

La planta tiene raíz principal y secundaria que la sostienen erguida ante los fuertes vientos. También tiene raicillas absorbentes (Como las que tiene el ser humano en el intestino) que se encuentran en los primeros veinte centímetros del suelo. Estas raicillas son las que absorben los nutrientes de esa solución nutritiva presente en el suelo húmedo.

Cuando se construye una casa, el constructor dispone la eliminación del suelo, porque una casa se sostiene mejor cuando se encuentra sobre arcilla y mejor sobre roca. Cuando se construye una calle, una carretera se hace lo mismo; al contrario, se coloca rocas y hasta pavimento para soportar el tránsito vehicular. Es que los materiales de la casa y del pavimento son materias inertes, que no gozan de vida, porque el suelo alza vuelo y es arrojado por lugar desolado.

Claro, al rico suelo no se le da la real dimensión de su valor, es como tratarle al príncipe como mendigo, sin saber. Todo poblador del mundo, debe colocarle al suelo en el más alto pedestal de su vida, porque sabe que su vida depende de él.

El que hace agricultura en selva por ejemplo, no le considera al suelo para nada, solo piensa en el financiamiento, en los peones, en las semillas, en la motosierra para desboscar en la brevedad posible, en la quema, en las diferentes actividades propias de la agricultura y en la venta del producto al precio más elevado. Al príncipe de la vida no se le toma en cuenta. Por eso, al quemar, al fumigar con insecticidas y herbicidas se matan los microorganismos del suelo que descomponen la materia orgánica. Al desboscar se quita el paraguas y se expone el suelo a merced de las fuertes lluvias. Al deshierbar con palana se remueve la pequeña capa del suelo que es lavada por las lluvias. Por eso los ríos ahora tienen color chocolate.

En la época de los incas se conservaba el suelo mediante andenes en la sierra. Los Chachapoyas conservaban el suelo construyendo terrazas empedradas en la selva. ¿Qué hacemos nosotros ahora para conservar el poco suelo que nos queda? Hay que trabajar concientizando a toda la comunidad a conservar el suelo del territorio nacional, que no es dueño del suelo el que tiene título de propiedad de su parcela, sino el suelo debe ser considerado como patrimonio nacional y nadie tiene el derecho de desperdiciarle, sino de conservarle. La naturaleza demora en formar un centímetro de suelo en un siglo y nosotros le perdemos en menos de un año. Por eso, para garantizar la seguridad alimentaria de mañana, en ese suelo conservado, hay imperativa obligación nuestra, de constituir hoy el Instituto Nacional del Suelo (INS), que será el encargado de fomentar la gran tarea de concientización de la población de la conservación del suelo.

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