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viernes, mayo 3, 2024

La gran movilización

01

Tercera ley de Newton: A toda acción hay una reacción. Se podría pensar que esta ley se cumplía solamente en la física, que al tirar al piso una pelota ésta rebota, en la proporción de la fuerza que se la imprima. Si se golpea despacio, rebota igual; si se la tira con mayor fuerza el rebote es mayor. También está la ley de Talión: Ojo por ojo, diente por diente. Quien a hierro mata, a hierro muere. Si alguien te insulta, devuélvale igual. Si alguien te golpea, golpéale también. Sin embargo, llega Jesucristo y la rompe. “Al que te hiera en una mejilla, ofrécele también la otra” Lucas 6, 29. Pero, con el caso de la mujer adúltera, Jesucristo rompe todos los esquemas humanos: “Los maestros de la ley y los fariseos se presentaron a Jesús con una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos y preguntaron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida cometiendo adulterio. En la ley de Moisés se manda que tales deben morir apedreadas ¿Tú qué dices?…” La respuesta del Maestro es genial: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra” Juan 8, 3-8. Ésta escena no es del pasado, de hace dos mil años, es una vívida escena de hoy que recorre la vida presente. Es que Jesús desnuda nuestra coraza hecha de toneladas de hipocresía y cobardía, que estamos de manera permanente apuntando al otro ser humano con el dedo y con nuestra a veces bífida lengua, ¿de qué?, de los mismos, y quizá, de los peores pecados que cometemos. ¿El adulterio era cometido solo por las mujeres? ¿Los masculinos no cometían adulterio? ¿Y, por qué no les apedreaban? ¿El pecado de adulterio era cometido solo en esos tiempos…?

La gran movilización de “Ni Una Menos”, ha sido y es una reacción social de más del noventa por ciento de la población, porque no solamente quienes estaban en las calles experimentan la misma reacción, también millones de personas que desde sus lugares aplauden la brillante iniciativa.

Es un jalón de orejas muy severo, a quienes imparten mala justicia con buenas remuneraciones, dineros provenientes de nuestros impuestos. Publicidad del órgano judicial a última hora no vale, fue por gusto haber destinado grandes sumas, porque la mejor imagen se gana trabajando bien. El jalón de oreja no es para el vecino de enfrente, es principalmente para el hombre cobarde que está en casa, para quien convierte el hogar en infierno, con equivocadas disciplinas a los engreídos del hogar, los hijos, con riñas llenas de palabras soeces, cargadas de odio, altisonantes, cuyos aullidos ásperos son compartidos con gente que pasa por la calle y por toda la vecindad. Infierno porque un simple error del hijo se castiga con fuerte rigor, a latigazos, puñetes y lanzándole con objetos. Este jalón de orejas de la comunidad ¿es para él? No solo es para él. ¿Es para ti? No solo es para ti. Este jalón de orejas es sobre todo, para mí. Sí, los verdaderos varones, no son los que se lucen de enamoradores de jovencitas teniendo sus esposas. No son los que alzan la voz en vez de conversar como personas civilizadas. Peor los que golpean a niños y mujeres. Los verdaderos varones son los valientes que reconocen con hidalguía sus errores. Los verdaderos varones son los que reconocen su condición de ser pequeñas criaturas de Dios. Los verdaderos varones son los que manifiestan su valentía de cambio, no para que sea observado por los demás, sino porque deja arder en su herido corazón la llama del amor. Es el que abiertamente reparte amor al prójimo, a los queridos hijos, a la esposa y agradece a Dios sobre todas las cosas del mundo.

Esta gran movilización, ha permitido conocer que varón no es el que golpea, sino el que ama. Si alguien quiere golpear, que demuestre ser verdadero varón golpeándole a su similar varón. En el deporte, el varón se golpea con otro varón. Además, entre varones, el golpe es entre pugilistas del mismo peso: Pluma con pluma; pesado con pesado. O sea, el MEDIO VARÓN que golpea a una mujer, además, comete doble falta: (1) Hombre con mujer; (2) Mayor peso con peso menor. ¿No es triple cobardía? Por eso, Medio varón, conviértete en varón completo.

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