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Pensaba escribir sobre un tema turístico relacionado al viaje en balsa que mañana realizaremos desde Pinto Recodo a Shapaja, pues en la conferencia de Roger Rumrill, con motivo del 110° Aniversario de creación del Departamento de San Martín, hablaron de potenciar el turismo como alternativa del desarrollo de San Martín. Cuando hablé sobre el tema del viaje, a nadie le interesó la aventura. ¿Y por qué? Tendrán sus excusas, pero lo que prima es el egoísmo.

Hablé sobre el asunto con Luis Alberto Vásquez Vásquez, y con cólera le dije que me daban ganas de mandarles a la ´mismísima´ a todos esos funcionarios, políticos y líderes sociales que, como cotorras, hablan y hablan de esos temas pero cuando la idea no sale de sus mafias, simplemente lo ignoran

Entonces me encontré con el artículo de Julio Alberto Quevedo Bardález, publicado el sábado pasado en este medio, sobre los problemas ecológicos de la ciudad de Tarapoto, donde nos recordaba el proyecto de irrigación Cumbaza y sus consecuencias pues, dice, con este proyecto comienza en 1981 la agonía del río Cumbaza. Recordarán mis lectores que sobre esto ya escribí bastante y relacionándolo además con el proyecto presentado por el ingeniero Santiago Contreras Medina, y donde aporté, unos criterios que deben considerarse, cuando lo expuso, en el Colegio de Ingenieros. Contreras también expuso este proyecto en la Municipalidad de Tarapoto.

Coincido con Julio Alberto Quevedo Bardález. Pero el problema del agua para Tarapoto debe verse con un criterio más globalizador –que se quiere decir en el proyecto de Contreras–. Para comenzar, coincidiendo con el Ing. Víctor Manuel Arévalo Ruíz, ese famoso Megaproyecto tiene que descartarse porque estaría mal concebido y porque su horizonte es de apenas veinte años y si consideramos que esta ciudad está soportando un proceso migratorio tremendo, si no planificamos la infraestructura para los servicios, ni ponemos límites y orden a la voracidad urbanizadora el proyecto va a colapsar. A las fuerzas vivas les pido que se opongan a este proyecto y que el Colegio de Ingenieros dé su posición orgánica, si es que no lo hizo.

Pero el problema de fondo es que no tenemos políticos locales con visión. Ya he escrito que los tarapotinos queremos una ciudad con identidad; moderna, sí, pero con identidad. ¿Por qué en una ciudad que tiene a los ríos Cumbaza, Shilcayo, Mayo y arroyos por doquier no tenemos agua las veinticuatro horas? Igual pasa con Juanjui, como diría Wilson Pérez Iglesias, en el evento indicado. ¿Cómo debe crecer la ciudad? ¿Qué clase de ciudad queremos? ¿Y el gran Parque Central público que vengo exigiendo por este y otros medios? ¿Tienen las autoridades respuestas a estas preguntas?

Julio Alberto Quevedo Bardález dice que los cómplices de la desaparición de las cuencas de los ríos Cumbaza y Shilcayo serán los alcaldes Philco y Neyra. ¿Solo ellos? ¿Y los regidores? ¿Y los funcionarios ambientales? Felizmente, Julio Alberto y el infrascrito estamos salvados, porque, en mi caso, he propuesto a las autoridades que se declare en emergencia el sistema hidrográfico de la Región desde hace casi quince años. Le hice un correo al mismísimo Juan Carlos Sevilla Gildemeister, anterior jefe de la Autoridad Nacional del Agua, y nunca contestó.

Realmente ¿en qué piensan estos patas? Porque debemos destruir el mito de que sólo con dinero se hace desarrollo.

Hace días hacía unas preguntas sobre la Ley del mínimo. En cualquier momento voy a explicar este tema.