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viernes, mayo 3, 2024

El arte de gobernar

cristal

¿Por qué fracasan muchas gestiones de gobierno? Fracasan porque quienes llevan el germen para que eso suceda son los que dirigen la política. A John Kennedy se le atribuye la frase “La gente inteligente se rodea de gente inteligente”. Cuando un político es presa fácil de la manipulación, los ganadores terminan siendo los expertos en pintarles pajaritos. También suele ocurrir cuando no tienen capacidad para diferenciar la amistad de la política teniendo funcionarios inamovibles que terminan socavándoles sus credibilidades o desconfiando de sus competencias y dando la imagen de ser personas débiles. El líder manipulado siempre termina dándose cuenta demasiado tarde.

El arte de gobernar es entender el arte de la guerra, como lo estableció Sun Tzu. Tiene sus reglas y, dentro de ellas, un conjunto de estrategias y tácticas. Dice Sun Tzu, que el enemigo podría conocer tus tácticas, pero jamás tus estrategias. El buen político debe saber hacia dónde va sin exponerse demasiado. Con mi experiencia en la administración pública, puedo afirmar que el éxito de una gestión pública depende de muchos factores, entre ellas la personalidad del líder, que le hace ser esa persona empática, creíble, que genera confianza, que no se hace inaccesible y que sabe que su poder es pasajero. Sin embargo, además de lo anterior, puedo afirmar que una excelente gestión depende de los siguientes factores:

Primero: El líder debe tener visión y actuar sobre la base de un plan estratégico y creer en él, con iniciativas, sabiendo escuchar a la gente y teniendo humildad sincera.

Segundo: Tener capacidad para discernir la influencia positiva y negativa de la gente de su entorno; o sea, darse cuenta de si son realmente leales o están jugando partidos opuestos, como casi siempre ocurre. Ojo avizor, esto es crucial pues los manipuladores profesionales casi siempre andan cerca y son los que realmente deciden y terminan gobernando.

Tercero: Desprenderse de las falsas lealtades y las relaciones amicales que lindan en la exagerada familiaridad.

Cuarto: Practicar la política de puertas abiertas y de comunicaciones sinceras. Tener capacidad para recibir iniciativas dejando de lado la opinión de sus “expertos”.

Quinto: Convocar a la gente adecuada y no ceder al chantaje de personajes que son expertos difamando y desinformando. Desconfiar de quienes viven y medran de la política y saber realizar los cambios oportunos.

Si el líder toma en cuenta las recomendaciones expuestas, sabrá construir su futuro y pasará a la historia, dejando la imagen de ser un buen político y no ese ser medroso, manipulable y débil de carácter. Estas recomendaciones no son temporales pues son verdades eternas y aplicadas a todos los contextos. [El autor es miembro de la Asociación no gubernamental de desarrollo Comunicando Bosque y Cultura – Comunicando].

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