Hace unos días el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, hacía noticia por su cuenta oficial en twitter (@realDonalTrump), pero esta vez no era por alguna publicación – la que fiel a su estilo genera controversia– sino que dicha cuenta había desaparecido del mundo twittero.
¿Qué había pasado? Se habló de un error humano, de que un empleado en su último día de trabajo tuvo la osadía de borrar la cuenta del mandatario americano.
Es preciso exponer que la cuenta oficial de Twitter de Donald Trump genera mucho tráfico, es seguido por millones de personas en el mundo y es punto de referencia para el escenario político, social y económico del orbe. Producto de la magnitud, la misma empresa “Twitter” tuvo que pronunciarse y después de algunos minutos @realDonalTrump volvió a estar activa.
¿Qué reflexiones nos deja este acontecimiento? Deductivamente, si este problema le pasó al presidente de EE.UU. ¿No creen que es posible que esto le pueda suceder al Presidente del Perú, al alcalde de Lima, o al alcalde de Tarapoto (si es que usa Twitter)?
Independientemente de la red social que utilicemos, debemos saber que Facebook es la red más utilizada en el país, para comunicar desde el gobierno como representante o institución.
Entonces aquí hay un problema que debemos resolver y me atrevo a realizar un análisis desde la perspectiva de mi experiencia en política digital en diferentes regiones del País.
Me tocó vivir casos donde los trabajadores responsables de la administración de redes sociales se llevaron consigo los accesos de las páginas en pleno ejercicio de la gestión. Otros casos se desarrollaron durante la trasferencia de gobierno y donde la gestión anterior se llevó las claves de las cuentas oficiales, dejando solo las condiciones para ingresar al portal web, no pretendo abordar los motivos que conducen a estas prácticas pero el problema generado conllevaba a una reinicio digital por eso se puede observar en muchas municipalidades que existen más de una página algunas con el rótulo de “Oficial” otras como el de “Página Oficial”, cada una de diferente gestión.
Entonces es importante reconocer algunos detalles importantes, el primero es que los políticos y las instituciones deben iniciar el proceso de verificación de la cuentas para evitar una proliferación adrede y segundo empezar a elaborar normativas en los diversos niveles de gobierno para establecer los mecanismos de responsabilidad de las cuentas oficiales que se han convertido el día de hoy en nuestras instituciones virtuales para atender al ciudadano, difundir la gestión pública, mejorar la transparencia y la participación ciudadana. Es importante también pensar en mecanismos que salvaguarden la transferencia de las cuentas oficiales de redes sociales.
Debemos iniciar ese camino prontamente, no somos Trump; Facebook y Twitter no nos devolverán nuestra cuenta y nuestra información en 11 minutos.