Que empecemos a obtener mayor atención del mundo y que se sigan comprando bonos de carbono en el bosque de protección del Alto Mayo es esperanzador. Ya Disney lo hizo, como también Microsoft, United Airlines y Paul Mitchel. Eso quiere decir que hay un verdadero mercado para la colocación de nuestros bonos de carbono y que a partir de ello San Martín obtenga una cultura del cuidado del medioambiente y a partir de ello generar compromisos económicos.
No cabe duda que para conservar existe la necesidad de que la conservación sea rentable y ese es el verdadero reto para las instituciones del Estado y de las organizaciones que se encuentran involucradas en la reserva de nuestros recursos naturales para el futuro. De lo contrario toda iniciativa decae y, lamentablemente, se queda atrapada en la vorágine del pudo ser.