Tuve la ocasión de observar al estudiante Colber Ríos en un diálogo con Mario Vargas Llosa. No miré toda la entrevista, pero lo que observé es suficiente para decir lo que debo indicar. El adolescente le preguntaba al Nobel novelista, cuál fue el mejor escrito que recuerda de su producción. A lo que Mario le contesta, con cierta pausa, que le era difícil decir cuál es la mejor producción. Más bien, le indicaba nuestro novelista, que la CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL, “pueda que sea la más representativa, no porque es la mejor, sino por su estructura tan compleja que me demoró mucho tiempo para ir armando toda la obra”.

Ciertamente el autor no puede ser juez y parte de su propia producción, en una palabra no podría autocalificarse indicando que esta es la mejor, pues, esto le corresponde al lector y sobre todo a la crítica literaria para indicar qué bondades y limitaciones tiene una producción literaria.

A su vez el adolescente vuelve a la siguiente pregunta indicando por cuál de sus obras le dieron el Premio Nobel, a lo que una vez más el novelista le responde con mucha pedagogía literaria, indicándole que los premios nobel se entregan por el conjunto de toda la producción que tienes, y que jamás es entregado por la particularidad de una sola obra.

Algo importante también le dijo el novelista a nuestro joven escritor, que en la “producción literaria nada es original”, daba a entender que siempre un escritor consagrado es bastión de otro escritor que está empezando o que está en sus primeros pininos literarios.
Desde ya, seguro que hubo muchas cosas que este joven escritor le iba preguntando al laureado escritor Mario Vargas Llosa. Apenas en el escaso tiempo que tuve para observarles, recogí lo que acabo de indicar.

LECTURA NO ES SINÓNIMO DE DIVERSIÓN
Llama mucho la atención por la noticia tan positiva que hizo este joven estudiante del segundo grado de secundaria del distrito de Santa Rosa en la Provincia de Sisa. Es escaso que un joven, de la edad de Colber Ríos y sobre todo en estos tiempos donde no existen hogares, aun en las familias más pobres, donde no exista la televisión, y donde el niño, el joven y el adulto pasa la mayor parte de su tiempo cogido por la pantalla televisiva, y sobre todo absorbido en programas como “esto es guerra”, nada productivos y nada formativos en lo que a educación y cultura literaria se refieren. No digo que mirar la televisión es mala, lo malo está que las pantallas televisivas y las pantallas de los celulares, tomaron subordinadamente la delantera en todos los hogares de nuestra sociedad urbana y rural, y en todos los hogares adinerados y pobres.

De todo este contexto social, agregado además la televisión basura, más el facilismo que tiene la juventud para divertirse, que para la gran mayoría de adolescentes y jóvenes, diversión es sinónimo de discotecas y más discotecas; difícil encontrar en los jóvenes, que diversión sea sinónimo de lectura y más lectura.

En cambio estamos orgullosos los san martinenses, sobre todo los habitantes del distrito de Santa Rosa en la Provincia de Sisa, de tener la representación simbólica de la lectura, y de una manera específica de la lectura literaria en la persona de Colber Ríos.

De esto deducimos que dedicarse a la literatura y ponerse a escribir una obra literaria, no tiene género ni mucho menos edad. Este novicio escritor que a temprana edad viene ya demostrando, sin haber leído en abundancia grandes obras de la literatura universal y sin tener aún una vida pletórica de experiencias con encuentros y desencuentros, con choques emocionales fuertes o blandos, pero ya empieza a tener sus primeros roces de encuentros con grandes personalidades de la literatura nacional y universal como es la enriquecida plática que sostuvo con Mario Vargas Llosa.

Queda el compromiso de nuestros adolescentes y de nuestra juventud, que el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo y a tu seres queridos, es construyendo tu propia base de desarrollo, que ese desarrollo sea en el camino de la exploración literaria, estás para trabajar con la palabra; si tu desarrollo es por otra habilidad o talento que aún de repente no lo descubres, vaya por ese camino de exploración que te haga sentir feliz a ti y a tu propio entorno; pero nunca imites por imitar a nadie: construya tu propio estilo y tu propia personalidad.