La vida se vive una sola vez, se va día a día, como el agua entre las manos, sin poder contenerla, sin poder “ahorrarla”, sólo con la posibilidad de aprovecharla bien… ¡Cuán importante es saber cómo vivirla! Por eso en la Biblia hallamos consejos para los jóvenes, (quienes todavía tienen “toda una vida por delante”) para que sean sabios y aprendan a vivir bien.
Una de esas exhortaciones la encontramos en el libro de Proverbios, en los capítulos 1 y 2; y que en esta oportunidad transcribo algunos versículos de la traducción “Dios habla hoy”. Como si la sabiduría tuviera voz, ella misma llama y clama tratando de imponerse sobre otras voces de este mundo, más ruidosas, más llamativas, pero equivocadas; pidiendo que la tomen en cuenta, que la reciban… antes que sea demasiado tarde:
Por calles y avenidas la sabiduría hace oír su voz; proclama sus palabras por las puertas, por los puntos más concurridos de la ciudad:
Jóvenes inexpertos, burlones y necios, ¿hasta cuándo amarán la inexperiencia, y hallarán placer en sus burlas, y despreciarán el saber? Presten atención a mis correcciones y yo los colmaré de mi espíritu; les daré a conocer mis pensamientos.
Yo los he llamado, los he invitado a venir, pero ustedes no han querido hacerme caso. Al contrario, han rechazado mis consejos; no han querido recibir mi corrección. No desean recibir mis consejos; desprecian mis correcciones. ¡Pues sufrirán las consecuencias de su conducta! ¡Quedarán hartos de sus malas intenciones!
A los inexpertos los mata su falta de experiencia, y a los necios los destruye su despreocupación; pero el que me preste atención, vivirá en paz y sin temor de ningún peligro.
Haz tuyas mis palabras, hijo mío; guarda en tu mente mis mandamientos. Presta oído a la sabiduría; entrega tu mente a la inteligencia. Pide con todas tus fuerzas inteligencia y buen juicio; entrégate por completo a buscarlos, cual si buscaras plata o un tesoro escondido. Entonces sabrás lo que es honrar al Señor; ¡descubrirás lo que es conocer a Dios! Pues el Señor es quien da la sabiduría; la ciencia y el conocimiento brotan de sus labios.
Sabrás también lo que es recto y justo, y estarás atento a todo lo bueno, pues tu mente obtendrá sabiduría y probarás la dulzura del saber. La discreción y la inteligencia serán tus constantes protectoras; ellas te librarán del mal camino y de los hombres perversos, de los que dejan el buen camino y se van por senderos oscuros, que se divierten haciendo daño y festejan sus malas acciones, que andan por caminos torcidos y se han desviado del recto sendero.
Te librarán también de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras que abandona al compañero de su juventud y olvida su compromiso con Dios.
La sabiduría comienza por honrar al Señor.