Como cada año el 16 de octubre se conmemora El Día Mundial de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La finalidad de esta celebración global es concientizar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza que a pesar de los altos niveles de desarrollo alcanzados en el planeta siguen siendo problemas graves para millones de personas. Esta fecha coindice con el aniversario de fundación de la FAO en 1945.
La crisis sanitaria mundial COVID-19, debe servir para realizar una gran reflexión en todos los niveles: ciudadanos, gobernantes, políticos, organismos internacionales y sobre todo grandes inversionistas; necesitamos un mundo diferente, necesitamos acceso sistemas de salud implementados y suficientes para la población; necesitamos cubrir las necesidades básicas de nuestros pueblos, de nuestros ciudadanos, y la alimentación es una de ellas y es una de los que muchos hermanos carecen. Preservar el acceso a los alimentos inocuos y nutritivos es y seguirá siendo uno de los aspectos mas esenciales en los cuales debemos estar comprometidos todos con la finalidad de hacerle frente a esta pandemia.
En todos estos días de cuarentena mientras muchos disfrutaban de la tranquilidad de sus hogares, empezaban a conocer mejor sus necesidades prioritarias y seguían sus actividades a través de las herramientas tecnológicas, un grupo importante de los llamados héroes de la alimentación donde se encuentran agricultores, campesinos, granjeros, ganaderos, acuicultores, pescadores, trabajadores del sistema alimentario, estibadores, transportistas, etc, etc, etc; seguían desarrollando sus labores y no pararon con sol y con lluvia con la finalidad de garantizarnos y abastecernos a todos los que vivimos en las ciudades, de alimentos frescos y procesados para poder alimentarnos día a día.
A pesar del progreso y la mejora de la productividad agrícola. De la disponibilidad suficiente de alimentos, nuestros sistemas alimentarios se desequilibraron. El hambre, la obesidad, la degradación ambiental, la pérdida de diversidad agrobiológica, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la falta de seguridad para los trabajadores de la cadena alimentaria son sólo algunos de los problemas que evidencian este desequilibrio. A partir de esta crisis sanitaria por el COVID-19, desarrollemos nuevas propuestas y planes de recuperación económica donde existe la oportunidad de adoptar soluciones innovadoras basadas en evidencias científicas con la finalidad de mejorar nuestros sistemas alimentarios y rescatar lo mejor de nuestra gastronomía, sobre todo nuestras costumbres alimenticias ancestrales.
Humanicemos nuestros pueblos volvamos a la esencia de las comunidades rescatemos la solidaridad para ayudar a los más vulnerables a salir de las crisis para hacer que los sistemas alimentarios sean más resilientes, y robustos de manera que puedan resistir el aumento de la volatilidad y los choques climáticos, proporcionar dietas saludables asequibles y sostenibles para todos, y medios de vida dignos para los trabajadores del sistema alimentario. Para esto necesitamos que los gobernantes se preocupen por regímenes de protección social para los trabajadores del campo y que ofrezcan oportunidades nuevas a través de la digitalización y el comercio electrónico, pero también prácticas agrícolas más sostenibles que preserven los recursos naturales de la Tierra, nuestra salud y el clima, hagamos el esfuerzo al llamamiento mundial a la solidaridad para conseguir que los alimentos saludables lleguen a todos los rincones del planeta, especialmente a los lugares más desfavorecidos dañados por la crisis del COVID-19.
Pensemos en nuestro futuro y trabajemos todos juntos acciones en los países, el sector privado y la sociedad civil para garantizar que nuestros sistemas alimentarios puedan cultivar una variedad de alimentos para nutrir a una población en acelerado crecimiento y preservar el planeta juntos. Asumamos todos nuestras responsabilidades desde nuestros espacios que desempeñamos, desde aumentar la demanda general de alimentos nutritivos eligiendo alimentos saludables, hasta no dejar que los hábitos sostenibles se queden por el camino, a pesar de estos tiempos inciertos.
Recuperemos nuestra alimentación sana, saludable, localista, primero apostemos por las comidas hechas en casa preparadas saludablemente y ayudar a los productores locales a seguir cultivando menestras, vegetales, frutas y verduras, realmente ricas en vitaminas y minerales, compremos nuestra producción local empecemos dinamizando nuestras economías y recuperando la dinámica de nuestros productores agrarios.
Eduquemos a los jóvenes y Ayudemos todos a elegir alimentos más saludables para los niños, ampliemos la variedad de frutas y vegetales que conocemos, para ir descubriendo otras plantas que también aportan nutrientes al organismo. Por último, es imprescindible disminuir el uso de aceites, grasas, harinas, azúcares y sal en la cocina, además de cambiar el sedentarismo de las ciudades y tener una rutina de ejercicios diarios que ayudarán a mantener nuestro cuerpo sano y lleno de energías.
¡Dia mundial de la buena alimentación, del consumo local y de la vida saludable!