Si bien, lograr el triunfo electoral, con la votación mayoritaria de la población, ha requerido de una ardua labor personal, familiar, amical y comunal; sin embargo, ahora empieza el trabajo administrativo, gerencial, político, ya no para un treinta o cuarenta por ciento, sino para la totalidad de la población. La alta euforia política de campaña, baja a su mínima expresión o desaparece, porque el trabajo ya no es de esperanza, de expectativa; sino, el trabajo ahora es para solucionar los problemas presentes.
La primera actividad de la autoridad electa será delinear su accionar personal del futuro inmediato, es decir, mantener su comportamiento con las personas, con los grupos sociales y políticos; pues, desde hoy, necesita el concurso de la población en su conjunto, en la socialización de los planes y proyectos, tanto en la elaboración como en la ejecución de los mismos, porque si bien fue difícil alcanzar esos treinta o cuarenta por ciento de aceptación, en adelante, lo más difícil será mantener y por qué no aumentar esos porcentajes de aprobación. ¿Qué hacer? Simple, ser siempre el ciudadano de a pie. Los anteojos oscuros de ayer, que ahora sean transparentes. La mirada elevada de ayer, ahora sea una mirada horizontal. Los tratos familiares y amicales deben mantenerse siempre cordiales. Lucir por sus cuatro lados la grandeza de la humildad como hizo Jesús. Abrir los oídos y cerrar la boca. Escuchar las sugerencias, recomendaciones y proyectos de la población.
De inmediato se constituirán comisiones de entrega y recepción de las diferentes oficinas de la institución. En ningún momento anidar en el corazón el germen de la venganza con los candidatos perdedores ni con la autoridad saliente. Aunque en la recta final de la campaña, algunas agrupaciones y personas de opaca prestancia, han sacado a relucir el odio y la envidia que llenan sus corazones. Aquí se pone de manifiesto que cada cual da lo que tiene. Entonces, aun así, olvidarse totalmente de accionar con las mismas actitudes malvadas de odio y envidia, llegando a los insultos y enjuiciamientos baratos. Muchos asumen sus funciones, insultando, difamando al saliente en el discurso de toma de mando. Además de faltar de respeto al saliente, asume grave falta de respeto al pueblo.
En estos casi tres meses que faltan para asumir el cargo, la autoridad electa, conjuntamente con su equipo, deben delinear el norte político de la gestión de los siguientes cuatro años. Existen instrumentos técnicos de gestión que pueden ayudar a las autoridades, a poner sobre sus mesas de trabajo, en blanco y negro, los proyectos que se deben ejecutar para lograr los objetivos planteados en el norte político de la organización. Uno de estos instrumentos es el plan estratégico, que acopia información integral de la comunidad, con la cual se sistematizan planes y proyectos conducentes a alcanzar las metas planteadas. Éste instrumento tiene su base en la opinión viva de la sociedad y ostenta un enfoque amplio del desarrollo comunal.
Una de las primeras acciones del nuevo gobierno es escudriñar los documentos administrativos, contables y legales de la gestión que fenece, por intermedio de una comisión especializada, en base a un acuerdo de concejo, a fin de contar con un documento oficial que permita trazar una línea divisoria entre la anterior y la gestión actual. Éste informe será presentado al concejo y será el colegiado el que decida el accionar inmediato. Entonces, la gestión que se retira, tiene la imperiosa obligación de auditar todo el periodo de su administración. Se supone que en esa auditoría, deben encontrarse fallas de gestión, que oportunamente deben ser subsanadas. Por ejemplo, todas las obras ejecutadas deben presentar los proyectos técnicos, las resoluciones que le aprueban, los contratos, las liquidaciones de obra, entre otros documentos. Se recuerda que la autoridad, recibe el encargo de la mayoría del pueblo, de administrar sus recursos; y debe hacerla acorde a las normas legales emanadas del Presupuesto general de la República, de la contaduría de la Nación, de la OSCE, etc. Las acciones gerenciales y administrativas de las instituciones del Estado, deben estar enmarcadas a las normas legales existentes, a las Leyes orgánicas y la Constitución Política del Estado. Nadie debe creerse que la administración de la institución es de su propiedad. Los gerentes son de la institución y nunca se debe decir: “MI GERENTE”, porque no es verdad. Los técnicos y profesionales deben ser tratados con todo el respeto que se merecen, porque de paso, también son hijos del pueblo y en las calles nos cruzamos de ida y vuelta cuantas veces dicta el destino. Las autoridades son mandadas por Dios, por tanto, las autoridades le deben obediencia, cumpliendo sus mandatos divinos. Quienes incumplen sus preceptos ya tendrán trazados sus caminos postreros. Hay mucho trabajo que hacer, de manera que ahora recién empieza el trabajo edil y regional. Si la autoridad no deposita su confianza en el Señor, el trabajo será sinuoso.