«Con el deporte, también se construye ciudadanía por que el futuro de la juventud se juega a diario»
La juventud de Lamas necesita espacios adecuados para el desarrollo de sus talentos deportivos. El deporte no solo es una herramienta de formación física, sino también de transformación social. Sin embargo, en la región San Martín enfrentamos un claro déficit de infraestructura deportiva, y Lamas es un ejemplo palpable de esta carencia.
Una inversión bien planificada en infraestructura deportiva puede impactar positivamente en la comunidad, más una vez asistimos a encuentros de fútbol por la Copa Perú, el Estadio Municipal de Lamas no ofrecía condiciones mínimas para el desarrollo deportivo, se ha dado más de un altercado- en el plano deportivo Lamas tiene mucho por explotar. La limitación de los escenarios y la propia organización de los campeonatos deportivos no permiten que los clubes y sus talentos puedan escalar a otros niveles de la competencia.
Cada barrio de Lamas tiene al menos un equipo, algunos hasta dos, participando en la etapa distrital de la Copa Perú. En total, hablamos de al menos 12 equipos. Sin embargo, sus jugadores no cuentan con un campo digno, terreno existe de sobra para hacer un polideportivo, pensando en grande- está en ejecución la construcción tribunas seguras. Pero aún falta renovar el cerco perimétrico, que tiene más de 50 años y representa un riesgo.
Las ausencias señaladas limitan el desarrollo deportivo y pone en riesgo a futbolistas, árbitros e incluso a los espectadores. Además, es una pérdida de oportunidad: el deporte aleja a nuestros jóvenes del pandillaje, del consumo de drogas y alcohol, y los acerca a una vida sana, con valores, disciplina y pertenencia comunitaria.
Para esta obra, en una primera etapa se han destinado aproximadamente 2.5 millones de soles y en una segunda, otros 2.3 millones. Con este presupuesto se están mejorando las tribunas, la cobertura, las cabinas de transmisión, la malla olímpica, el sistema de drenaje, el terreno de juego y se proyecta la construcción de una pista atlética. Se encontró que el sistema de drenaje anterior era completamente inadecuado, con tubos improvisados entre costales y piedras. Hoy, se está construyendo uno técnico, con materiales y procesos adecuados: tubos especiales para drenaje, mallas geotextiles, capas de gravilla, arena y tierra negra para sembrar el césped.
Pero todavía hay retos pendientes. El cerco perimétrico, con más de 50 años de antigüedad, representa un riesgo para los asistentes. Aún no averiguamos que se cuenta con presupuesto para su renovación, que se ha iniciado el proceso para actualizar el perfil técnico y buscar financiamiento.
Sabemos que, en la estructura de nuestro estado, existen programas nacionales que financian agua, saneamiento, calles o colegios, el deporte sigue siendo una responsabilidad política y moral de las autoridades locales. Nadie más lo va a hacer.
Sondeando en Lamas, es verdad que hay sectores de la población que cuestionan esta inversión, argumentando que hay otras prioridades. Pero, también hay que advertir que invertir en deporte no es negar otras necesidades, es acompañar el desarrollo integral, como mejorar la infraestructura urbana de la ciudad, es cierto pero para ello se necesita mayores recursos, el consenso de la población.
Está en marcha el mejoramiento de las calles, de los servicios básicos y educación, pero no podemos seguir postergando a la juventud. La decisión del ha sido clara: sí al deporte, sí al futuro.
Sí, hay otras necesidades – agua, salud, calles – pero también hay que mirar a la juventud. Invertir en deporte es prevenir violencia, consumo de drogas y delincuencia. Es formar ciudadanos, generar identidad y promover salud.
Invertir en infraestructura deportiva no es un lujo, es una necesidad. Es una política de prevención, de inclusión y de esperanza.