Por: Christian Marquina Alván

Director de la Casa de la Cultura – Filial Tarapoto

Existe en la actualidad una corriente muy generalizada, especialmente en las últimas generaciones, que se manifiesta por un sentido demasiado amplio -y por ello desnaturalizado- de la LIBERTAD. Frases como: “haz lo que te diga tu yo interior”, “vive y deja vivir”, “déjame ser”, “vive la vida y no dejes que la vida te viva”, “que nadie te diga lo que tienes que hacer”, “sé tu mismo y que no te importe la opinión de los demás”, “dont worry, be happy”, etc. expresan de una u otra manera el enfoque facilista o “cool” de entender las cosas; un modus vivendi que por lo general huye ante el más mínimo sentimiento de reglas, disciplina, control, normas o método.

Todo ello desemboca actualmente en mayoría de personas con una muy baja calidad integral (calidad física, mental, emocional, moral, social, espiritual) sumergiéndonos pues en un mar o en una LEGIÓN de decadencia social.

Como bien lo expresan sabios como el premio Nobel de medicina Alexis Carrel: “El individuo se ha adaptado mal al clima moral en que le ha obligado vivir la democracia moderna. EL NIVEL MENTAL NO SE HA ELEVADO paralelamente al progreso de la medicina, de la higiene y de la pedagogía. La resistencia nerviosa, la capacidad de esfuerzo, la inteligencia misma, han disminuido desde que la intemperancia, la irresponsabilidad y el afán del “confort” se han convertido en cierto modo en reglas de la conducta.”

“En el clima mental creado por el liberalismo, la idea de provecho ha invadido todo el campo de nuestra conciencia. Aparece la riqueza como el bien supremo. El éxito de la vida se mide en unidades monetarias. Los negocios son santos. La persecución del lucro material se ha propagado de la banca, de la industria y del comercio a todas las demás actividades humanas. El móvil de nuestras acciones es el obtener una ventaja personal. Ventaja financiera sobre todo. Pero igualmente satisfacción de vanidad; grado, título, condecoración, posición social. Esta persecución del interés se disimula con una hipocresía sutil, bajo una apariencia altruista, bajo el velo de las combinaciones más ingeniosas.”

“Vivir consiste hoy en satisfacer los apetitos. Comer con exceso, sin tener en cuenta las leyes de la nutrición de los alimentos mal escogidos y con frecuencia mal preparados. Las mujeres no saben ya cocinar. Poco a poco, los civilizados se han habituado a intoxicarse a diario con cantidades excesivas de café, de té, de alcohol, de vino, de sidra, de tabaco. Gracias a la propaganda de los comerciantes, los pueblos de occidente se han creado nuevas necesidades, y se abandonan con voluptuosidad al hartazgo de esas necesidades. La mayor parte de la degeneración actual se debe al amor a las bebidas alcohólicas. Los civilizados se dejan dirigir igualmente por el apetito sexual, cuyas perversiones son tan perjudiciales para los jóvenes como para los viejos. Pero existen otros apetitos más sutiles y en apariencia menos peligrosos que el del alcohol o las perversiones sexuales, y cuya satisfacción es más fácil todavía. Por ejemplo: el amor a la denigración y a la mentira, la predilección por la doblez, el gusto por los sofismas, por la verbosidad, la fraseología de las maldades espirituales. Este desarreglo del espíritu en que se complace la mayor parte de los hombres es casi tan peligroso como el absurdo alcohol.”

Frente a esta alarmante situación no queda sino seguir bregando desde todos los ángulos (Célula Familiar, Escuelas, jardines infantiles, colegios, Universidades, Instituciones culturales, medios de comunicación, etc.) para ir poniendo fin a la decadencia. Urge que todas estas instituciones sociales vayan interiorizando y aplicando perseverante y pertinentemente los nuevos conceptos para una verdadera re-educación de la humanidad, conceptos como los que encontramos en el pensamiento de los grandes maestros y pensadores verdaderamente de la avanzada de la humanidad quienes son presentados en Instituciones culturales mundiales como la Magna Fraternitas Universalis (www.magnanet.org).
Por ejemplo podemos ir asimilando para darnos cuenta que, como lo ilustra Alexis Carrel:

“El hombre emancipado no es en modo alguno comparable a un águila que se cierne en la inmensidad del cielo. Se parece más bien a un perro escapado de su domicilio y errando al azar en el tumulto de los automóviles. Sin duda alguna, puede, lo mismo que el perro, comportarse según su fantasía. Puede ir donde le plazca, pero por ello no está menos perdido, porque no sabe dónde ir ni cómo protegerse contra los peligros que le rodean.”

Asimismo el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière quien recalca: “LIBERTAD no quiere decir indisciplina. IGUALDAD no quiere decir uniformidad. FRATERNIDAD no quiere decir negligencia o abandono”. Otro aviso expresa: “La Libertad del uno termina donde comienza la del otro”…la LIBERTAD en el sentido de librarse de la esclavitud materialista, lo mismo que depurarse del fanatismo, todo lo cual se traduce en la humildad de su vivir, en la sumisión a la Tradición Iniciática y en la veneración a todos los Grandes Maestros.”

Y concluye el Dr. David Juan Ferriz Olivares cuando expresa luminosamente subordinando la libertad al cumplimiento de las Leyes: “La libertad se alcanza por la aplicación de leyes superiores sobre leyes inferiores y la inclinación al bien”. Diversos cursos permanentes en la CASA de la CULTURA sede Tarapoto: Jr. Rioja N° 218. Telf. 525760.