Todavía recuerdo ese momento, fue realmente intenso y el dolor se me quitó en más de una semana. Me deshidraté tanto que la cabeza me daba vueltas. Mi cuerpo ardía de manera incontrolable y el sudor me mojaba. Los ojos parecían que iban a estallar y mi garganta no toleraba nada. Así me cogió la última vez la gripe y desde aquel momento no he vuelto a saber de ella, sin embargo, me atemoriza tanto estornudar, que me contengo las ganas cuando estoy en el trabajo.
El Coronavirus ha paralizado ciudades y países de manera sorprendente. Muchos están asustados por la pandemia y otros, se nieguen a creer en su existencia, aduciendo que sólo es una “cortina de humo”.
Mientras que, en el Congo (África) celebran emotivamente que la última paciente diagnosticada de Ébola fue dada de alta, el Coronavirus COVID-19 deja más de 120.000 casos de contagio en más de un centenar de países del mundo, quienes viven aterrorizados y me pregunto ¿No tenemos salida?
Por el momento, las cifras en Perú no pasan de 15 y todas están controladas, pero el pánico ha invadido los centros de trabajo, las escuelas y los hogares. Es tan común ver a personas con mascarillas y portando alcohol para desinfectarse, cuando antes ese era un hábito poco usual, incluso se ha llegado al punto que las farmacias han acabo su stock y han triplicado el precio.
¿Cuántos recuerdan a la virgen que lloraba sangre, a los “Pistachos” que secuestraban y mataban a personas para sacar la grasa humana o a Sarah Ellen, una mujer vampiro enterrada en el cementerio de la ciudad de Pisco que resucitaría entre los muertos? Todos estos psicosociales movilizaron a miles de personas y siempre detrás de cada caso había hechos políticos oscuros y curiosamente quienes respaldaban las versiones para hacerlas creíbles, eran funcionarios, policías, coroneles y hasta presidentes de la República, sin embargo, así como iniciaron los circos, terminaron su función en un dos por tres. ¿Y todo el pánico? Por las puras.
Hoy por hoy, las personas no se dejen engañar con facilidad, sin embargo, seguimos siendo ingenuos. En un acto desesperado y sin sentido, el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció la postergación de clases en colegios públicos y privados hasta el 30 de marzo y la transferencia de S/ 165 millones para la implementación de los kits de higiene necesarios para prevenir el contagio del Covid-19.
¿Por qué tanto interés del Estado con esta pandemia si no hay muertes por el virus? Lamentablemente, vivimos en una sociedad en la que nos gusta la peliculina, sobre todo a nuestras autoridades que les encanta la pantalla, cuando son ellos quienes deberían ser los más sensatos, sin embargo, son los primeros en poner el dedo sobre la llaga y presionarla hasta que la sangre termine por ensuciar todo.
Creo que al señor Vizcarra todavía no se entera que en la selva la gente se está muriendo por el Dengue, sólo en Loreto se han incrementado a 3060 nuevos casos de contagio de esta enfermedad. Madre de Dios, Loreto y San Martín acumulan el 79.5% de pacientes (4,359) con dengue en este año. ¿El mensaje a la nación para cuándo?
Muertes y más muertes por Dengue y todo se resume en fumigar las casas y toda la ciudad. No existe otra medida drástica como sí se está dando con el Coronavirus, quien se está llevando toda la atención de nuestras autoridades, quienes aprovechan la oportunidad para justificar su ineficiencia de gobierno tanto nacional como regional.
El Dengue no es la única enfermedad que se está llevando vidas en Perú. Los casos de VIH, por ejemplo, se han incrementando de manera sorprendente y con mayor incidencia en adolescentes. ¿Qué se está haciendo al respecto? Nada. Nuestro presidente de la República distrae a la población aterrorizando con el nuevo virus extranjero, mientras que la selva peruana no importa nada, seguimos muriendo y nadie nos hace caso.
¿Acaso la vida no vale nada? A estas alturas solo nos queda prevenir, a cuidarnos y no esperar que el Estado lo haga. Por eso, yo ando al día con mi chuchuwasi con miel y limón, ese que me pone calientita y resistente a todo.
Yo no le tengo miedo a ningún virus y si la gripe aparece, ruego que sea como la última vez que no me cogió bien … ¡De la que me salvé!