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martes, febrero 18, 2025
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De tanto viajar no te lo he dicho

columna

He recorrido mucho al espacio en este tiempo. Y aun en Tarapoto, cuando debía frenar, sigo viajando. Leyendo cada día en las carreteras y caminatas, el lenguaje de Dios a través del tiempo y descifrando en la naturaleza a su pensamiento.

Y en ese permanente vagar, he sentido su ausencia. El lenguaje ha sido la añoranza, el tiempo que avanza sin detenerse, comiendo todo lo que a su paso se enfrenta. Como las primeras locuras de Pablo Salvador, algunos abrazos negados por el vertiginoso tiempo – cascada, para luego no saber cómo calmar sus pucheros ante el ruego de mi tiempo. Así de egoístas somos a tiempos con quienes más nos aman.

Es por ello que quiero dedicar esto que hoy escribo para decirte que de tanto viajar me olvidé de pararme un día entero para mirarte y descifrar las razones por las que te amo tanto. Y decírtelo parado, frenando todo otro pensamiento, para que sepas que somos el centro del universo, con colores de cortejo, dos arcoiris como asientos y un oso sicodélico que aun no habla.

Si bien es cierto creo que todo esto es patético, porque no creo en fechas, ni aniversarios patrios, ni navidades, ni cumpleaños; feliz día mi mujer árbol.

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