Respecto a Venezuela lo más cómodo, en estos tiempos, es colocarse del lado del coro oficial: “la primera potencia mundial busca liberar a Venezuela de la tiranía e instalar un Estado democrático”
Pero, como no soy un lorito que repite sin análisis crítico y estudio histórico el discurso oficial, a continuación compartiré las razones que tengo para desconfiar de Washington y sus aliados.
Dicen que acuden a Venezuela en salvataje a los migrantes, que hipocresía tan descomunal, ¿por qué no dicen lo mismo de los migrantes que son tratados inhumanamente cuando pretenden ingresar a su territorio desde México y Centroamérica, llegando incluso a enjaular niños?, si son tan benevolentes con los migrantes venezolanos, ¿por qué construyen muros en sus propias fronteras?
Afirman que no les gusta Maduro porque es dictador, pero alentaron, financiaron y sostuvieron la dictadura de Pinochet en Chile (1973-1990), que se impuso asesinando a Salvador Allende en 1970, habiendo sido elegido democráticamente como presidente de ese país, tampoco se inmutaron con esa dictadura que mataba, encarcelaba y torturaba a miles de personas.
Expresan que no les gusta Maduro y lo califican de dictador, pero si respaldaron las dictaduras militares en Guatemala, fue ahí precisamente que la CIA lanzó una operación para eliminar al Gobierno liberal electo de Jacobo Árbenz en 1954, a Armas lo asesinaron en 1957, los norteamericanos nunca dijeron nada de las decenas de miles de guatemaltecos que fueron asesinados por las fuerzas militares fascistas y escuadrones de la muerte de extrema derecha en los años 1960, 1970 y 1980, que en 40 años de guerra civil cegó la vida de 200.000 personas, la mayoría de ellos indígenas.
Se escandalizan con Maduro y lo califican de tirano, pero por décadas sostuvieron la dictadura de Somoza en Nicaragua. Allí entrenaron a la Guardia Nacional que cometió crímenes, torturas, extorsiones y violaciones con total impunidad. Cuando la Revolución Sandinista derrocó a Somoza en 1979, la CIA reclutó, entrenó y financió a mercenarios de la ‘contra’ para invadir Nicaragua y realizar actos de terrorismo para desestabilizar el país.
Babean furiosos contra el proceso bolivariano en Venezuela, pero no hicieron lo mismo con la dictadura Militar en el Salvador (1979-1992), no dijeron nada por los 70.000 muertos y miles de desaparecidos, de acuerdo a las cifras de la Comisión de la Verdad de la ONU. En este caso también la CIA creó, entrenó y armó la dictadura.
Se rasgan las vestiduras por la violencia que culpan a Maduro, pero alentaron la junta militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, se estima que 30.000 personas murieron en ese período, y que fueron robados 400 bebés de familias cuyos padres fueron asesinados.
Encabezan la cruzada contra el régimen de Maduro, pero respaldaron la dictadura de Hugo Banzer en Bolivia (1971-1977), que derrocó a sangre y fuego al presidente socialista Juan José Torres, lo mismo fue respecto al Régimen de Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989, que tuvo como sello la tortura los secuestros y otros abusos contra los derechos humanos. ¿Alguien todavía duda que los derechos humanos no es lo que más interesa al imperio estadounidense?
Algunos dirán que traer a la memoria hechos del siglo pasado es iluso y descontextualizado, y que ahora estamos ante una modesta y franciscana reacción de una potencia benefactora frente a una confrontación electoral en Venezuela, a ellos hay que indicarles que estamos ante un proyecto geoestratégico de recolonización en pleno siglo XXI, si no creen invito estudiar lo sucedido en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), y en los intentos fallidos de Bolivia (2008), Argentina (2008) y Ecuador (2010), así como los grandes genocidios del siglo XXI en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen, Sudán, Barheim y otros, ahora están tras el Líbano y Jordania. No hay duda, el interés imperial es dominar Nuestra América y controlar en forma directa todos nuestros recursos.