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viernes, mayo 3, 2024

La masacre de los indefensos

de tinta y papel
Luis Ordóñez Sánchez
columnista

El paujil tiene la mitad de la cabeza destrozada y ocupa desplumado una bandeja de plástico. Luego es colocado en el interior de un balde de plástico, donde además están partes de carachupa, de picuro y añuje. Las carnes muestran signos evidentes de descomposición. Quizá en algunas horas más, estas carnes no podrán ser utilizadas para el consumo humano.

Este espectáculo se da a doce kilómetros aguas arriba de Pasarraya, en el distrito de Alto Saposoa. Estos animales silvestres fueron cazados en los escasos metros cuadrados de bosque virgen. Si por casualidad, a algún sanmartinense le interesa la realidad ecológica de este sector, siempre estaba en la mente de los pobladores, que hasta ahora prima la exuberancia boscosa; sin embargo, mirando alrededor, los 360 grados, los agrestes cerros están cubiertos de pálidas purmas.

Es decir, si a alguien le interesa alimentarse de conocimientos de la agricultura improvisada, tiene en el Alto Saposoa, la escuela ideal. Llegaron cientos y miles de personas, mayormente de Rodríguez de Mendoza y lugares aledaños, a ocupar áreas de tierras, las que de inmediato fueron desboscadas para el uso agropecuario, sin la aplicación de criterios técnicos, sin la intervención absoluta del Estado. Tal es así, que en el tramo Rodríguez de Mendoza y Saposoa, no existe un palmo libre, siquiera para un jardín botánico.

Al desboscar las miles de hectáreas de bosques vírgenes, se ha destrozado la casa habitación de los animales silvestres. ¿Alguien ha dicho algo? ¿Alguien está haciendo algo? Silencio. La consecuencia imperativa de esta situación es la extinción de los habitantes de esta casa: Los animales silvestres. Es más, en las pequeñas áreas de bosques vírgenes, que por el momento se están escapando, aún están viviendo algunas especies de animales silvestres. Estos animales son muertos, así como los que están en el balde de plástico.

Los animales silvestres, como las plantas y el ser humano, son seres vivos con los mismos derechos a la vida natural. Se supone, que el hombre debe compartir el territorio con ellos, de la manera más equitativa posible. No, el ser humano es “superior”, por tanto debe destrozar inmisericorde a plantas y animales, aún a sabiendas que esta actitud perjudica al mismo hombre.

¿No existe ninguna normatividad que evite la masacre de los indefensos animales silvestres de nuestra selva? ¿Tan ocupados estamos en temas “importantes”, que la vida de plantas y animales silvestres no está en nuestra agenda? ¿Qué clase de inteligente es el ser humano que destruye el medio natural donde vive? ¿Cuándo vamos a reaccionar ante semejante barbarie? ¿Las altas temperaturas que ahora experimentamos, aún no tocan la fibra de nuestra conciencia y de nuestro corazón, como para actuar de una sola vez en defensa de nuestro medio ambiente? Por favor, por el amor de Dios, NO A LA MASACRE DE LOS INDEFENSOS ANIMALES SILVESTRES.

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