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sábado, abril 27, 2024

La abogacía duele

Reflexión social
Dr. Wílder Ramírez Vela
doctor en derecho

Todos los días, por lo menos aquí en Lima, nosotros los ABOGADOS LITIGANTES, tenemos que hacer más de 2 cuadras (200 m.) para tomar el ascensor. Otra cola para solicitar información del caso, además de una cola adicional para leer o estudiar el expediente, y así nos da las 12:00 a.m. o las 4:00 p.m. Pero allí no queda el asunto; si tenemos una audiencia pública o instructiva, nos ocupa todo el día y lo más doloroso para nosotros y el cliente, es que los procesos judiciales, duran 3, 5, 8, 10, 40 años y algunos son eternos. En suma nuestro trabajo al igual que el tiempo, no lo podemos ver, ni tocar y he allí el asunto. Sin embargo es común escuchar: ¡EL ABOGADO NO HIZO NADA! ¡EL ABOGADO ME ESTAFÓ! La mayoría de la población piensa o cree que el abogado hace algo o mucho cuando presenta cantidad de escritos, por presentar. A estas personas les decimos cordialmente que están totalmente equivocadas, lo importante para nosotros los abogados es hacer un buen estudio del caso, la base es estudiar hoja por hoja y si es posible letra por letra, con el cual llegamos a un buen diagnóstico. Sin un buen diagnóstico no se puede conseguir buenos resultados. En resumen el trabajo mayor del abogado está en el rigor jurídico y estrategia, y no en la cantidad de escritos presentados. Hace algún tiempo hemos visto por la televisión, que un abogado presentó 3,600 escritos y cientos de alegatos, sin embargo a su patrocinado le condenaron a 25 años de cárcel; es decir, le sentenciaron como si no hubiera tenido ningún defensor y ¿por qué?, porque en mi modesta opinión, el defensor no hizo un buen diagnóstico de la realidad jurídica de su defendido. En otras palabras se quiso ir de Lima a Huánuco, dirigiéndose por Arequipa. Una cosa es defender al Presidente y otra cosa es defender al guardián de Palacio de Gobierno. Una cosa es con cajón y otra cosa con guitarra. ¡Tenga usted la plena seguridad que nuestra profesión es sumamente difícil, carísima y dolorosa! Precisamente por ello usted siempre va a escuchar una y otras difamaciones sobre nosotros, algunas son verdaderas, pero la mayoría son injustas afirmaciones, toda vez que en el derecho penal 2 + 2 = es 6 y a veces 10, por eso, cada vez estoy más seguro, que nuestra profesión jamás será entendida y no nos queda más que esperar las bendiciones del tiempo; el tiempo nos canta la verdad y la mentira.
Por otra parte nosotros los abogados tenemos la espinosa tarea de decir la verdad a nuestros clientes y así la gente tenga en cada uno de nosotros la fe porfiada que le estamos asesorando en el correcto pensar, en el correcto sentir, y en el correcto hacer. Nosotros los abogados litigantes, abogados jueces y abogados fiscales estamos llamados y notificados a realizar una basta tarea de formación cívica. Reitero nosotros los abogados tenemos que ser defensores de la verdad real y de la verdad jurídica. Los abogados tenemos que ser defensores de la mujer, pero también defensores de los derechos del hombre. De tal forma que nadie abuse de su condición de mujer o de su condición de hombre. Nuestros escritos, nuestras demandas, nuestros alegatos escritos, tienen que ser una especie de aula de papel en la que no puede faltar la verdad y la realidad. Los abogados no debemos de presentar escritos faranduleros, no deben ser un alud o un huaico de mentiras, maldades y venganzas. Hay que meter más cabezas, menos emoción y no dejarnos manipular involuntariamente por algún cliente que cree saber algo de derecho, cuando en realidad leer una ley o leer un código no significa nada, sino es debidamente interpretada.

A pesar de lo doloroso de nuestra profesión de abogado, tratemos de dejar generaciones que sigan creyendo en el derecho como la mejor forma de vivir en paz, porque nosotros los abogados también podemos ayudar a pacificar los ánimos, moderar las tensiones, superar las divisiones, sanar las heridas. En suma tenemos que ser apóstol de la humanización; porque el denunciante es un ser herido y el denunciado es otro ser frágil y herido. De tal forma que los juicios son entre personas que tienen su mundo íntimo dañado. ¡Espero haberle cautivado y seducido para que no demandemos por demandar y no denunciemos por denunciar! Espero que nuestras palabras escritas, sean tan sonoras que lleguen a la conciencia colectiva de la ciudadanía y así tengamos cada vez menos juicios vengativos en el Poder Judicial. Nos solidarizamos con la huelga indefinida iniciada por el Poder Judicial, y esperemos que pronto se materialicen sus reivindicaciones de sus derechos económicos.
Muy amable por practicar a cada instante nuestro lema inscrito debidamente en INDECOPI; la mentira corre, pero la verdad la alcanza.

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