El martes 26 de julio pasado visitamos Sauce con Antonio Villanueva Fasabi, funcionario de la Agencia Agraria San Martín y Américo Pérez, mecánico de la Dirección Regional de Agricultura. Aprovechando un intervalo de la misión que teníamos en ese bello distrito indagamos sobre la historia de esa famosa orquesta “La Bombay”, creada en ese distrito y que hizo furor en los años sesenta hasta finales de los ochenta, cuyo fundador y director fue don Santiago Torres Murrieta.
Sauce es el distrito de la región San Martín con mayor impacto turístico. No tiene igual y se compara con Iquitos y Huaraz. Creado como distrito durante el gobierno de Oscar R. Benavides (Ley Nº 8282), su rol histórico fue el del café desde comienzos del siglo XIX, incluso antes de la proclamación de la independencia y su economía dependía de este aromático producto. Hoy, el “turismo” es su producto bandera, teniendo en el lago su mayor atractivo, lo que hace que actualmente soporte una afluencia tremenda de “turistas”. Sin embargo, el turismo podría colapsar en el futuro cercano si no se toman medidas de prevención ambiental que ocurrirá cuando se asfalte la vía y se construya el puente sobre el río Huallaga. Pero cruzar el río ahora en esas plataformas es parte del encanto de esa aun emocionante travesía. Pero, ciertamente: ¡nunca he visto “turistas” en el pueblo!…Como si los hubieran secuestrado.
Conocí, de ligeras, a don Santiago Torres Murrieta (Sauce, 1931), cuando amenizaba las fiestas patronales de
Chazuta. Ahí estaba él, con sus lentes ahumados, con su saxofón, que le había comprado al profesor Aurelio Bance Santisteban, y que se conserva como reliquia en la casa de un pariente en Tarapoto. He disfrutado en los años setenta de esas fiestas que amenizaba haciendo furor con La bocina, La mecedora, El cartero, Mujer hilandera Los pescadores. La pollera colará`, etc, y para qué les cuento. Tres décadas haciendo felices a la gente que gustaba del baile, como ahora gustan de la política y de la mozandería. Y don Santiago fue un gran mozandero, y tengo autorización para contarlo. Su hermano Salustiano le acompañaba con la trompeta.
Como todas las buenas orquestas de esa época, su prestigio era grande y paseó su arte en Tarapoto, Tres Unidos, Pilluana, Mishquiyacu, Chazuta, Tutuntunumba, Utcurarca, Machungo y Shapaja, haciendo furor en todos esos lugares. Y don Salustiano por todas esas cualidades: de buen músico y ser una persona competente, era respetado en el pueblo donde también sería Juez de Paz.
Cuenta la profesora Teófila, hija de don Santiago, que el músico era un verdadero Casanova. Estoy seguro que Porfirio Rubirosa no le llegaba ni a los zapatos. Con su esposa María Cruz Cachique Amasifuén tuvo trece hijos: Laifith, Santiago, Nena, Teófila, Asunciona, Dimas, Domingo, Michaell, Ina, Ernith, Marnith, Patricia, Franco. En relaciones extramatrimoniales tuvo otros cuatro descendientes. También nos cuenta que su padre tuvo una relación especial con su amante, doña Estali A. Ch. pues ella compartía el mismo lecho en el domicilio familiar con la pareja “legal”…. Lo que tiene de ventaja el ser músico y poseer alguna cualidad más. (Comunicando Bosque y Cultura).