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sábado, abril 27, 2024

Perú enfrenta uno de sus mayores desafíos

Según último informe de Transparencia Internacional sobre el índice de Percepción de la Corrupción

Existen instituciones que nos ayudan a controlar los excesos y corruptelas del poder, y esto debe ser puesto en vitrina.

El doctor Fernando Huamán, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, destaca que la constante inestabilidad política y los enfrentamientos políticos han exacerbado la desconfianza de la población en las instituciones del Estado.

Enfatiza que es esencial no solo visibilizar las deficiencias institucionales, sino también resaltar las bondades del sistema democrático y adoptar medidas eficaces anticorrupción para restaurar la confianza pública.

Considerando la tendencia histórica del Perú en el Índice de Percepción de la Corrupción, ¿qué medidas podrían haber contribuido a la reciente caída en su posición?

Hay un marco general que explica nuestra situación actual, es la constante inestabilidad política. Cuando nos referimos a este tema no debemos circunscribirnos solo a los repentinos cambios de presidentes, sino a cómo los enfrentamientos políticos han desnudado, en la opinión pública, las carencias de los poderes del Estado.

Así como tenemos crisis políticas constantes, también existen instituciones que nos ayudan a controlar los excesos y corruptelas del poder, y esto debe ser puesto en vitrina a modo de paliativo frente al desánimo ciudadano.

Según la Contraloría General de la República, en 2022, 8,730 funcionarios públicos estuvieron involucrados en actos de corrupción, cifra que equivale a un aumento del 12.8% con respecto a 2021.

¿Cómo afecta la corrupción a la confianza de la población en las instituciones gubernamentales en el Perú?

El peruano de a pie podría pensar que el sistema institucional es solo una teoría ilustrada desconectada de la realidad. Esto es muy nocivo porque propicia la ruptura de los ideales comunes, convirtiendo a los ciudadanos en egoístas que dejan de pensar en los bienes comunes. Si nada funciona, solo toca velar por el propio bienestar. El ciudadano deja de ser un vecino y se convierte en un competidor.

¿Es posible revertir esta impresión para mejorarla?

La mejora del sistema institucional es una tarea titánica, que no se consigue con el cambio de autoridades, ni con reformas populistas. El sistema democrático tiene dos fuentes de legitimidad: la opinión del pueblo manifestada en los procesos electorales; y el funcionamiento de sus diferentes instituciones, cuyo desempeño está orientado a la preservación de los pilares del sistema democrático. En ese sentido, la reforma institucional debe apuntar a procesos más ágiles y transparentes, lo que implica la incorporación de criterios meritocráticos, para que los mejores perfiles se animen a trabajar en el Estado. Al mismo tiempo, se debe promover la participación a través de los partidos políticos, incorporando mejoras legislativas que respondan a las dinámicas partidarias.

Al 31 de diciembre de 2022, de los 40 095 casos por presunta corrupción, el 35% calificarían como peculado, el 34% como colusión, el 14% como organización incompatible, el 12% como cohecho, y el 4% como tráfico de influencia

¿Qué factores pueden influir en la percepción de la corrupción en un país?

El ruido político, donde están en cuestionamiento muchos funcionarios importantes, es un caldo de cultivo para los discursos extremistas y autoritarios, que atentan contra los principios básicos del Estado de Derecho. En este contexto, la sociedad percibe que ni la derecha ni la izquierda están libres de la inoperancia y la corrupción, por lo tanto, el descredito del sistema democrático, a nivel de percepción, puede ser una olla a presión que se manifieste en las próximas elecciones presidenciales.

¿Qué desafíos son los más importantes para que no se siga afectando a la estabilidad del Perú?

Por un lado, los líderes políticos tienen la responsabilidad de implementar prácticas anticorrupción que lleven a sanciones eficaces; al mismo tiempo, implementar sistemas meritocráticos en los distintos estamentos del Estado, así como la promoción de políticas de transparencia y acceso a la información. Estas acciones deben tener un correlato en la opinión pública, donde lo más importante es luchar contra la percepción de impunidad. Es clave ejemplificar, con casos concretos, que el sistema funciona y que este puede sancionar a cualquier funcionario, sea este de izquierda, derecha, del sector empresarial o de las ONG o de los medios de comunicación.

¿Qué medidas específicas podrían tomar las instituciones gubernamentales y los líderes políticos en Perú para reconstruir la confianza perdida?

Es importante mostrar, con ejemplos, las ventajas del sistema democrático, pero esto implica, también, luchar contra la pobreza. El informe de Transparencia Internacional señala que los países más corruptos son aquellos que tienen una alta injusticia social. Está probado que la fortaleza institucional mejora las condiciones de vida de los ciudadanos y, para ello, es clave combatir las posturas populistas. El político populista suele guiarse por los vaivenes de la percepción social; el estadista, en cambio, decide en base a criterios técnicos que, luego, tendrán que explicarse con la necesaria asertividad social.

Estas medidas, ¿cómo ayudan a mejorar la percepción de corrupción en Perú?

Es clave que el ciudadano perciba una política de rendición de cuentas en los servidores públicos. Sin transparencia es muy difícil luchar contra la corrupción. Es cierto que hay temas que requieren reserva, pero en un horizonte de fortalecimiento institucional, estos deben ser los menos. La transparencia implica, de modo imperativo, que exista claridad en las funciones de los servidores públicos, y claridad en las relaciones de estos con los empresarios, los periodistas, y los representantes de organismos no gubernamentales.

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