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viernes, febrero 14, 2025
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La política: la mejor amante

(El arte de mentir con facilidad y con pasión)

 Por: Karina Roncal

 Estamos sumergidos en una sociedad descompuesta, es común encontrar libros, revistas, artículos en periódicos y hasta en programas de televisión a personas discutiendo el tema de “Cómo ser el o la MEJOR AMANTE”; este tema no sólo ocupa titulares, sino interés de la sociedad. El deseo por mentir o engañar está siendo como un imán que seduce y jala la cuerda hasta que por fin ¡mentimos! Y pues, qué bien se siente.

Pero el ser amante debutante o amateur no radica sólo en temas sexuales y amorosos, se inserta con frecuencia en la política ¿Qué está sucediendo?, si hablamos que para llegar a ser un excelente amante hay que tener la habilidad de poder mentir, entonces en este contexto la “Política es el arte de mentir con facilidad”.

La mentira y la política suelen caminar juntas, son compañeras de viaje y no se estorban. Hay que mentir bien y conseguir que haya siempre un punto de verdad que esconda la mentira.

Se miente y se habla sin mesura. A pesar de las hemerotecas y de las evidencias. La política es como el periodismo. Lo que se dice hoy se puede corregir en la edición de mañana. Y si la mentira o falsedad no se puede disimular se publica una fe de erratas y aquí no ha pasado nada.

El Arte de la Mentira política fue un excelente libro publicado el siglo XVIII por Jonathan Swift. Era el siglo de las luces y mientras en Francia se intentaba cambiar el mundo preparando la Revolución de 1789, en Inglaterra se aplicaba la ironía pensando en su revolución, la Gloriosa de 1688, que construyó el estado moderno sin romper las viejas tradiciones y recogiendo aquellos aspectos del pasado que podían ser aprovechados.

Como dice Jonathan Swift en su acertado ensayo, “la mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”. Reflexión política desde La República de Platón hasta El Príncipe de Maquiavelo: ¿Conviene ocultar la verdad al pueblo por su propio bien, engañarlo para salvaguardarlo?

La mentira política se vive en todos los sistemas y en todos los países. El político miente como podemos mentir todos. Lo que ocurre es que la mentira política tiene efectos más devastadores porque se miente a toda una sociedad.

La mentira crea desconfianza, distanciamiento, desasosiego. Un mentiroso en política hace un daño gravísimo. Cuando un político niega la evidencia pierde credibilidad y pierde votos. Aunque sea a la larga. De acuerdo con ello citamos la clasificación de las falsificaciones políticas, distinguiendo tres tipos: la mentira calumniosa que disminuye los méritos de un hombre público, la mentira por aumento que los infla y la mentira por traslación que los traslada de un personaje a otro. En todos estos casos debe imperar una irrenunciable regla de oro: la verosimilitud.

Lo verosímil, no es necesariamente lo verdadero (aunque puede serlo) sino lo que tiene apariencia de verdad. Platón escribió que en los tribunales “la gente no se inquieta lo más mínimo por decir la verdad, sino por persuadir, y la persuasión depende de la verosimilitud”.

Entonces, nos cuestionamos ¿La política necesariamente tiene que ir de la mano con la mentira hoy en día?, no afirmaremos algo a capa y espada, pero sin duda el sinsabor y los malos ratos que se ha dejado en la política no ha dejado la mejor imagen de ésta. Se han extinguido los políticos por convicción, vocación y amor, hoy sólo hay los políticos por moda, por ocasión y por simple deseo de poder e interés económico.

Hay desconfianza política, no es una regla que todos sean malos, pero cuando hablamos de multitud todos entrar dentro del saco. Se ha insertado la presencia de jóvenes, quienes bajo patrones de antecesores lo único que están haciendo es promover la “Infidelidad Política”, cambiándose de partido político dando a entender que si uno no le ofrece económicamente lo que busca, se va a otro que le da más. Cierto o no, eso es lo que  transmiten.

 Bien, entonces los políticos actuales ¿son sólo insumo político, relleno o de verdad son el futuro del país?, seguimos en la búsqueda de la respuesta pero esperamos poder tenerla clara en algún momento y a propósito de la coyuntura política en San Martín, es necesario evaluar el nivel cultural y cognitivo o quizás psicológico en el que están aquellos candidatos quienes se disputan como representantes de nuestra región.

Hay que poner un límite a la mentira política. Una forma es contrastarla con la realidad. El que mejor y con más eficacia se dedicó a combatir la mentira política fue el presidente Lincoln. No se refirió a los límites morales de la mentira sino de lo que puede ser desmentido por la realidad. Su célebre frase sobre la mentira política todavía resuena en los gobiernos y parlamentos de todo el mundo. Se podría enmarcar: “Es posible engañar a unos pocos todo el tiempo. Es posible engañar a todos un tiempo. Pero no es posible engañar a todos todo el tiempo”.

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