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lunes, febrero 17, 2025
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Leyes sin alma

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Hombre sin alma es un trozo de carne con hueso. Ley sin alma en un trozo de papel escrito. La muchedumbre juvenil salió a las calles a protestar por una ley sin alma. La ley es una norma viva que todo ciudadano simplemente debe cumplir. ¿Por qué la masa juvenil no se redimió ante esa norma? La juventud no solo estaba dispuesta a no cumplirla; sino que protestó y obligó a deshacerla. ¿Cómo quedaron los políticos “eruditos” que inventaron semejante barbaridad? El Congreso de la República es uno de los tres poderes bastiones de la democracia del país. Allí se discuten, se analizan y se dan las normas legales que regulan la funcionalidad del estado de derecho. ¿Qué está pasando con el Congreso de la República? Al parecer ha perdido la brújula y no se avizoran cambios estructurales que lo trasladen a su lugar primigenio: Institución de respeto, de prestancia, de una verdadera autoridad del Estado.

Nada es al azar. Toda situación tiene su explicación. Los que acceden al Congreso deben provenir de las voluntades de sus respectivas comunidades, de sus organizaciones políticas. ¿No sucedió así? No. Los candidatos fueron mayormente impuestos a los departamentos desde las cúpulas nacionales (Lima) de los partidos, no necesariamente porque cumplieron con los perfiles mínimos de representatividad parlamentaria, sino porque supuestamente en la capital las hojas verdes de las inexistentes plantas volaron por los aires con las brisas del mar. Ahora, los resultados congresales no son muy auspiciosos.

Un número significativo de “padres de la patria”, está preocupado solo en coger esas hojas verdes que pululan inestables por la fría atmósfera de la costa: Pagar la empleada del hogar que cuida a la mamita con dinero del Congreso, usar energía eléctrica, agua, televisión por cable de manera clandestina, modificar el monto de las boletas de consumo de pollo, salir a las regiones de comisión y no reunirse con nadie, pedirles cupos a los propios trabajadores de parte de sus sueldos mensuales. ¿Y las leyes? ¿Cuáles leyes? “Yo estoy muy ocupado en Comisiones de trabajos, cumpliendo mi función de fiscalizador al ejecutivo”.

Las leyes son las normas que emanan de las voluntades de los pobladores, para regular determinadas actividades humanas. No se pueden dictaminar leyes que favorezcan a los parientes, a algunas agrupaciones políticas, a algunas empresas. Las leyes son normas de estricto cumplimiento de todas las personas. Algo así como el estatuto, el reglamento de una organización. ¿Quiénes lo hacen? Todos. ¿Quiénes lo cumplen? Todos.

La última ley derogada, llamada juvenil, ¿la plantearon los jóvenes? ¿Los jóvenes participaron en alguna etapa del proceso? No. Fue hecha por los “genios” de las cuatro paredes. Escribieron solo por escribir.

Incluso, se presume que hubo imposición en la elaboración, resultó algo así como un parto forzoso de un infante no deseado. No se entiende ¿Por qué tanto interés en pretender desprestigiar la institucionalidad del Magnánimo Congreso de la República? Bueno, sí ésa pretensión fuera exógena, habría que hurgar en los anales psíquicos de aquellos hasta lograr su disuasión. Pero, lo extraño e inexplicable, es que los propios congresistas persisten incansables en esa tarea de desprestigiar su propia casa laboral.

A esta altura, los mencionados ya están de salida. Hubiera sido fructífero que cada legislador elaborara su “Plan Estratégico Legislativo” al principio de su gestión. Un documento que compile la necesidad de la comunidad que representa. Las leyes deben tener alma, que no es otra cosa más, que el conjunto de almas de las personas, que recoge sus sentimientos y pensamientos. Es el pueblo el que habla, es el pueblo el que siente, por medio de su legislador.

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