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viernes, mayo 3, 2024

La vocación descentralista

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Hablar de “vocación” remite inevitablemente a un concepto que todos tenemos como un “chip” individual y colectivo, insertado en el cerebro desde nuestra más lejana infancia. Por eso se habla desde niños sobre la vocación que tenemos. Se dice de alguien que tiene la “vocación” de ser médico para salvar vidas, policía para combatir el crimen, ingeniero para construir viviendas para la gente, etc, etc. En todos los casos el concepto es usado como una forma de expresar lo positivo frente a lo que hay que combatir: enfermedades, delincuencia, falta de vivienda, etc. Pero no se dice nunca que alguien tiene “vocación para el crimen”, por ejemplo, sino, en todo caso, “tendencia“ al crimen. Porque la vocación está íntimamente asociada a lo positivo contra lo que son más bien tendencias negativas en el mundo que vivimos.

Por ello cuando hablamos de la “vocación descentralista” nos estamos refiriendo a una forma de enfrentar a un mal político y social: el centralismo. Aquellos que no lo perciben así es porque forman parte activa de ese cuerpo social enfermo, por lo cual insisten en perpetuar un estado de cosas que degrada la forma de vida de un país y sus habitante. Es por ello que el centralismo fujimorista, por ejemplo, es intrínsecamente insano, aún cuando sus representantes se llenen la boca hablando de resolver los problemas de las regiones: porque para ellos centralizar el gobierno de un país es la única manera de manejarlo. Y ya sabemos a dónde nos ha llevado esta forma de pensar –y de actuar- en la década perdida del fujimorato.

La vocación descentralista de los políticos es el mejor instrumento para medir cuáles son los reales alcances de sus propuestas y hasta dónde están dispuestos a llegar para otorgarles autonomía integral a los pueblos. Sólo en el caso de políticos con visión de Estado es posible alcanzar un diagnóstico amplio de la problemática del país y por lo tanto elaborar las políticas integrales que se requieren para llegar al desarrollo.

El Perú y muchas de sus regiones, en casi 200 años de vida republicana no han llegado a estructurar diseños sólidos de direccionalidad porque siempre ha estado presente el lastre del centralismo. Sólo en los últimos 15 años en que algunas regiones han tenido la suerte de contar con Presidentes Regionales con una amplia visión descentralista han podido dar un salto cualitativo que las ubique en la expectativa nacional e internacional. Es el caso de San Martín con César Villanueva y Moquegua con Martín Vizcarra.

Lo que marca una diferencia entre las propuestas descentralistas de Villanueva y las de Vizcarra es que el partido PPK no es originalmente una expresión de vocación descentralista, a diferencia de APP, que desde sus inicios en la política nacional se hizo eco de las necesidades y reclamos del Perú profundo, con personas como Virgilio Acuña, por ejemplo, que desde el Congreso impulsó acciones descentralistas que se han llevado a cabo con gran éxito en su región. Esta es la línea que marca la diferencia fundamental entre ambas agrupaciones, pero al mismo tiempo es el punto de encuentro para que el Ejecutivo inicie una actitud de acción transversal con las regiones y deje de lado el centralismo del fujimorismno y de ciertas izquierdas desfasadas.

Villanueva ha expresado, como Vicepresidente de la Comisión de Descentralización: “Les invito a que vayamos a la gran pelea de la descentralización fiscal. Esta Comisión va a ser la principal del país. No necesitamos más padrinos, necesitamos planificación y recursos propios y eso se llama descentralización fiscal; si nosotros no avanzamos uno o dos pasos siquiera en la descentralización fiscal no habremos hecho absolutamente nada. La descentralización no es un programa, sino la reconstrucción de un nuevo país y lo que existe actualmente es un proceso absolutamente centralista, cancerígeno”.

También ha propuesto que el primer invitado de este grupo de trabajo sea el ministro de Economía, Alfredo Thorne, quien deberá explicar cuáles serán las funciones específicas del viceministerio de Apoyo a las Regiones. “Es un concepto que está suelto por ahí, todavía no está bien definido, de un viceministerio de apoyo a las regiones. ¿Qué cosa significa eso?”. Asimismo, sugirió que se reestructure las autorizaciones de gasto del canon, pues no permite que las regiones utilicen el dinero que se les asigna en sus necesidades prioritarias. “El proceso para una verdadera descentralización y la reestructuración de gasto del canon son temas de urgencia para el desarrollo de nuestro país, pues no permite que las regiones utilicen el dinero que se les asigna en sus necesidades prioritarias”.

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